§ La del vaso, que retiene y que no da nada.
§ La del canal, que da y no retiene.
§ La de la fuente, que crea, retiene y da.
Y entonces comprendí que, hay seres humanos-vaso, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetos y dinero. Son aquellos que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener, y consideran su tarea terminada cuando han concluido su almacenamiento. No pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría. Son extraordinariamente estériles; servidores de su egoísmo; carceleros de su propio potencial humano.
Por otro lado existen los seres humanos-canal, son aquellas que se pasan la vida haciendo y haciendo cosas. Su lema es: "producir, producir y producir". No están felices si no realizan muchas muchísimas actividades y todas de prisa, sin perder un minuto. Creen estar al servicio de los demás, fruto de su neurosis productiva, cuando en realidad su accionar es el único modo que tienen de calmar sus carencias; Dan, dan y dan; pero no retienen. Siguen dando y se sienten vacíos.
Pero también podemos encontrar seres humanos- fuente, que son verdaderos manantiales de vida. Capaces de dar sin vaciarse, de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos. Son aquellos que nos salpican "gotitas" de amor, confianza y optimismo, iluminando con su reflejo nuestra propia vida.
Dar es la palabra más citada en la Biblia. Más de 300 veces se cita frente a poco más de cien menciones de la palabra amor. Esto no es accidente. Dios nos enseña continuamente que dar es la clave de recibir, y dar con alegría, sin egoísmo, sin temor, incondicionalmente como El da, y se da a nosotros, trae la mayor bendición.
Cuando damos esperando recibir, nuestro dar nos dejara vacíos, exhaustos. Estamos dando en nuestras fuerzas y con nuestro egoísmo y carencias a flor de piel. Jesus nos dice que si le recibimos, si le seguimos, entonces brotaran de nosotros ríos de agua viva que sobreabundaran para calmar la sed de todos los que se crucen en nuestro camino y deseen recibirla.
El es la fuente, nosotros el canal. Lo que damos El nos lo ha confiado, y dándolo con sabiduría y amor se multiplicara permanentemente.
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