La felicidad no es un estado alterado, es un estado sostenido,
Lo más cercano a la felicidad es la paz,
La paz se consigue conciliando, nunca luchando.
La gente feliz no envidia, nunca ignora y menos juzga, cambia envidia por inspiración, apatía por compasión y juicios por tolerancia, se reconoce en los otros, ama y se ama de la misma manera.
La gente feliz es siempre responsable, se hace cargo de si misma y deja en sus actos ejemplo, cuida de los menores y deja libre a los mayores, no se considera indispensable, no ata a nadie a su persona, pero recibe y corresponde solo al amor.
La gente feliz vive cada día, aprende del pasado y confía en el por venir, se desprende de lo que no necesita y multiplica repartiendo, nunca guarda, limpia su corazón y vive a la luz.
La gente feliz no se preocupa... se ocupa, no ataca... desvanece, no es fuerte... siempre es suave, porque es lo suave lo flexible, lo que se adapta y desvanece cualquier embate.
La gente feliz es como el agua, cambia de estado, nunca de composición, inunda de a poco y refresca, lleva en si mismo: vida y movimiento, adaptación al cambio.
La gente feliz no cambia a nadie, pone la muestra y la mejor muestra, es una sonrisa al final del día, poco equipaje, conciencia tranquila y un "gracias" siempre a la mano.
Porque la gente feliz, se hace desde adentro y se sostiene desde arriba, es independiente más nunca se ha sentido sola, porque se une a quien elige amar por lazos mucho mas fuertes que los apegos, por aquellos que reconocen en los demás, la misma grandeza que reconoce en si misma.
La gente feliz, hace de su persona un templo y con ello algo sagrado, vive el día a día afuera y serena cada noche dentro, con paciencia y amor se limpia y en ocasiones llora para lavarse, se cultiva, aprende y acepta, así entonces cada día puede descansar en si misma, un privilegio que es solo producto de quien sabe amarse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario