Me hiciste libre.
Me enseñaste que ser madre no es ser inmaculada, que no te despoja por arte de magia de tu humanidad, y que ser mujer es mucho mas divino que ser santa.
Me hiciste libre.
Me enseñaste que una mujer no viene al mundo a ser "luchadora" o "sacrificada", como tanto nos han querido hacer creer, "a este mundo vienes a ser feliz, hija", siempre me lo dijiste.
Me hiciste libre.
Me enseñaste a ser educada y decir "por favor" y "gracias". Y también me enseñaste a decir "NO" y "Yo opino diferente", así como, que las revoluciones más importantes, se viven en silencio y desde adentro.
Me hiciste libre.
Gracias a ti soy lo que soy, mami, pero no te debo nada. Porque el lazo que nos une no es de deudas, culpas o biología, es amor del más bonito y puro de todos: el que se elige en libertad y conciencia, día con día. ¡Y eso sí que es para celebrar! Te amo para siempre.
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