Mi dolor me pertenece y sólo yo puedo cargar con él. Mis batallas son mi responsabilidad. Pero tu presencia me recuerda que no estoy sola en este mundo a veces aterrador. Es una señal silenciosa de que merezco amor, incluso cuando me siento roto.
En esas horas oscuras en las que pierdo el rumbo, ¿estarás ahí para mí?
No como salvador, sino como compañero.
Cógeme de la mano hasta el amanecer, recordándome mi fuerza.
Tu apoyo silencioso es el mayor regalo.
El amor que me ayuda a recordar quién soy, incluso cuando lo olvido.
Tu apoyo silencioso es el mayor regalo.
El amor que me ayuda a recordar quién soy, incluso cuando lo olvido.
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