Nunca he experimentado un sentimiento estresante cuyo origen no fuese el apego a un pensamiento falso. Tras cada sentimiento incómodo se esconde un pensamiento que no es verdadero para nosotros. "El viento no debería estar soplando", "Mi marido debería estar de acuerdo conmigo". Tenemos un pensamiento que discute con la realidad, experimentamos un sentimiento estresante, y después, actuamos sobre ese sentimiento, creando todavía más tensión. En lugar de comprender la causa original -un pensamiento-, tratamos de transformar nuestros sentimientos estresantes buscando en el exterior. Intentamos cambiar a otra persona, o echamos mano de la comida, el alcohol, las drogas, el sexo o el dinero, a fin de encontrar un confort temporal y la ilusión de tener el control.
Es fácil dejarse llevar por un sentimiento abrumador, de modo que resulta útil recordar que cualquier sentimiento estresante es como la alarma compasiva de un despertador que dice: "Estás atrapado en el sueño". La depresión, el dolor y el miedo son regalos que nos dicen: "Cariño, examina lo que estás pensando ahora mismo. Estás viviendo una historia que no es verdadera para ti". Atrapados en el sueño, intentamos alterar y manipular el sentimiento estresante buscando fuera de nosotros mismos. Por lo general, cobramos conciencia del sentimiento antes del pensamiento. Esa es la razón por la que digo que el sentimiento es como una alarma de despertador que te permite saber que hay un pensamiento sobre el cual quizá quieras hacer El Trabajo. Investigar un pensamiento falso siempre te conducirá de nuevo a quien realmente eres. Resulta doloroso creer que eres una persona distinta a la que en verdad eres, vivir cualquier historia que no sea la felicidad.
Si pones tu mano en el fuego, ¿es necesario que alguien te diga que la retires? ¿Tienes que decidir? No: cuando la mano se empieza a quemar, se aleja del fuego. No es necesario que la dirijas; lo hace sola. De la misma manera, una vez que, a través de la indagación, comprendes que un pensamiento falso está provocando tu sufrimiento, te apartas de él. Antes del pensamiento, no sufrías; con el pensamiento, sufres; cuando reconoces que el pensamiento no es verdad, dejas de sufrir. Así es como funciona El Trabajo. "¿Cómo reacciono cuando tengo ese pensamiento?" La mano en el fuego. "¿Quién sería sin él?" Me aparto de las llamas. Examinamos el pensamiento, sentimos nuestra mano en el fuego, y naturalmente, volvemos a la posición original; no es necesario que nos lo digan. La próxima vez que aparezca el pensamiento, la mente se apartará automáticamente del fuego. El Trabajo nos invita a cobrar conciencia de la causa y el efecto interiores. Una vez que lo reconocemos, todo nuestro sufrimiento empieza a desenmarañarse por sí solo.
Byron Katie
(Amar lo que es)
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