Con frecuencia utilizo la palabra "historia" para referirme a los pensamientos o secuencias de pensamientos que tenemos el convencimiento de que son reales. Una historia puede ser sobre el pasado, el presente o el futuro; sobre cómo deberían ser las cosas, cómo podrían ser o por qué son. Las historias aparecen en nuestra mente cientos de veces al día: cuando alguien se levanta sin decir palabra y sale de la habitación, cuando alguien no nos sonríe o no nos devuelve una llamada telefónica, o cuando, al contrario, un extraño nos sonríe; antes de abrir una carta importante o después de experimentar una sensación desconocida en el pecho; cuando el jefe nos llama a su despacho o cuando nuestra pareja nos habla con un tono de voz determinado. Las historias son teorías que no han sido probadas ni investigadas y que nos explican el significado de estas cosas. Ni siquiera nos damos cuenta de que son sólo teorías.
Una vez, cuando entré en los servicios de un restaurante que está cerca de mi casa, me crucé con una mujer que salia del único retrete. Nos sonreímos, y al cerrar yo la puerta, empezó a cantar mientras se lavaba las manos. "¡Qué voz más encantadora!" pensé. Entonces, cuando oí que salía, advertí que el asiento de la taza estaba totalmente mojado. "¿Cómo puede ser la gente tan maleducada?", me dije. "¿Y cómo se las ha arreglado para orinar sobre todo el asiento de la taza? ¿Se habrá puesto de pie encima?" Entonces pensé que debía de ser un hombre: un travestí que cantaba con voz de falsete en los servicios para mujeres. Se me pasó por la cabeza salir tras ella (él) y hacerle saber que había dejado el asiento de la taza hecho un asco. Entonces tiré de la cadena. El agua desbordó la taza y mojó el asiento. Me puse a reir.
En este caso, el curso natural de los acontecimientos fue lo suficientemente amable para desenmascarar mi historia antes de que fuese más allá. Por lo general, no es esto lo que ocurre; antes de descubrir la indagación, no era capaz de detener esta forma de pensar. Las pequeñas historias engendraban otras mayores, que a su vez engendraban importantes teorías sobre la vida, sobre lo terrible que era, y sobre el lugar tan peligroso que era el mundo. Acabé estando tan asustada y deprimida que no me sentía capaz de abandonar mi habitación.
Cuando te basas en teorías no investigadas sobre lo que está ocurriendo y ni siquiera estás consciente de ello, te encuentras en lo que yo denomino "el sueño". Con frecuencia, el sueño se vuelve perturbador; en ocasiones se convierte incluso en una pesadilla. En momentos como estos, quizá quieras poner a prueba la verdad de tus teorías realizando El Trabajo sobre ellas. El Trabajo siempre reduce una parte de tu desagradable historia. ¿Quién serías sin ella? ¿En qué medida tu mundo está constituído por historias que no has examinado? No lo sabrás nunca hasta que indagues.
Byron Katie
(Amar lo que es)
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