Si crees que no te valoran como mereces, sácales de su
error. Así te ganarás el reconocimiento de los demás aunque no siempre se tome
en consideración lo que haces.
Cuando no consigas que otros comprendan tu punto de
vista, intenta comprender el suyo. Cabe la posibilidad de que tú estés diciendo
una cosa y ellos entiendan otra. El entendimiento puede venir por ambas partes.
No intentes motivarte criticándote a ti mismo, sólo
conseguirás sentirte peor. Recuerda, en cambio, tu capacidad y tus habilidades.
Cuando tengas demasiado trabajo, no malgastes tu energía
agobiándote por la cantidad de cosas que tienes pendientes. Establece
prioridades y confía en tu capacidad.
Cuando estés impaciente esperando algún acontecimiento,
considera un regalo el tiempo de espera. Aprovéchalo para saborear lo que tiene
que venir y disfruta del momento presente.
Cuando te des cuenta de que tu comportamiento no es
razonable, perdónate a ti mismo. Date un paseo o cambia de ambiente. Intenta
solucionar lo que te pasa y trata luego de empezar de nuevo.
Cuando el mundo te parezca frío, hostil y poco acogedor,
refúgiate en un lugar apacible dentro de ti mismo.
Cuando otros te critiquen, escucha atentamente. Examina
si te están proporcionando una información útil o hablan movidos por sus
propios temores y necesidades. Actúa en consecuencia.
Cuando experimentes una pérdida no reprimas tus
sentimientos; laméntate, enfádate y llora si quieres. Y no permitas que nadie
te diga que no tiene importancia o que deberías haberlo superado ya.
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