¿Cuestión de valentía?
En los cambios, igual que en el ejército, el valor se les supone a quienes los emprenden… Nada más lejos de la realidad.
Conozco pocas personas que se sintieran valientes en el momento de decidir que querían una nueva vida, ya fuera en el entorno personal, social, espiritual o profesional; su motor para el cambio no fue la ausencia de miedo –lo había, y a veces mucho- sino la incomodidad o infelicidad que les causaba vivir de una manera que no les permitía desarrollarse, crecer, llevar a cabo su propósito vital… en pocas palabras, ser ellos mismos.
Cuando el dolor o la insatisfacción supera el miedo a lo desconocido, cambiar es mucho más fácil que seguir como estás: si no te gusta lo que te rodea, ¿qué tienes que perder?
Actitudes para el cambio
Luchar por superar una enfermedad, vivir en un lugar más tranquilo, separarse de una pareja con la que se comparten muchas cosas y poco amor, buscar un trabajo que aporte más a la sociedad, convertir una pasión en un modo de vivir… hay muchos tipos de cambios y muchas maneras de lograrlos, tantas como personas los viven y los llevan a cabo.
Y sin embargo en la mayoría de ellas he podido observar algunas características comunes que les han ayudado a superarlos con éxito:
Confianza:
Confían en que el cambio va a ser para mejor, que ellos pueden llevarlo a cabo, que disponen de los conocimientos y herramientas suficientes o que saben dónde encontrarlas, en su capacidad de estar alerta y aprovechar las ocasiones que se presentan.
Flexibilidad:
Aceptan que quizás el cambio no llega tan pronto como quieren o en la forma que han proyectado; aunque den un rodeo, no pierden de vista su objetivo último; aprenden y asimilan las lecciones y son capaces de modificar su plan para conseguirlo.
Responsabilidad:
Saben lo que dejan atrás y no tanto lo que encontrarán en el camino; no se lamentan ni culpan a otros de las situaciones en que se encuentran, toman las riendas de su vida con determinación, asumiendo éxitos y fracasos.
Intuición:
El análisis de las situaciones no les paraliza y toman decisiones basándose no solamente en datos sino en su experiencia vital; fácilmente saben si el siguiente paso es en la dirección correcta o no, independientemente de lo difícil o fácil que sea.
Autoconocimiento:
Se conocen bien a sí mismos, su debilidades, fortalezas, sus creencias y sus valores; se han desprendido de lo aquello que les limita en la consecución de su objetivo, del cambio que quieren traer a su vida.
Compartir:
Buscan apoyos, alianzas o compromisos con otras personas; la pareja, la familia, los amigos, personas que comparten su visión o que ya han llegado al lugar donde se dirigen les acompañan, sostienen e incluso comparten su proyecto de cambio.
Actores de su cambio:
Pasan a la acción haciendo todo lo posible para que el cambio que buscan en sus vidas llegue; actúan en la dirección e intensidad suficiente para alcanzarlo: el cambio, como la inspiración, tiene que pillarte trabajando.
Instalarse en el SI:
Se concentran en lo que SI pueden hacer y se expresan en términos positivos que los auto refuerzan; evitan las situaciones y personas negativas que les restan energías y hacen oídos sordos a sus críticas y juicios. Con todo, siguen siendo realistas, e intentan transformar los obstáculos en oportunidades.
Tras atravesar un época de cambio deseado todas las personas que conozco se sienten más valientes: han aprendido a enfrentarse con su miedo y sus limitaciones y cuentan con muchas más herramientas que antes. Saben que pueden alcanzar nuevos retos porque ya lograron hacerlo una vez.
Luchar por superar una enfermedad, vivir en un lugar más tranquilo, separarse de una pareja con la que se comparten muchas cosas y poco amor, buscar un trabajo que aporte más a la sociedad, convertir una pasión en un modo de vivir… hay muchos tipos de cambios y muchas maneras de lograrlos, tantas como personas los viven y los llevan a cabo.
Y sin embargo en la mayoría de ellas he podido observar algunas características comunes que les han ayudado a superarlos con éxito:
Confianza:
Confían en que el cambio va a ser para mejor, que ellos pueden llevarlo a cabo, que disponen de los conocimientos y herramientas suficientes o que saben dónde encontrarlas, en su capacidad de estar alerta y aprovechar las ocasiones que se presentan.
Flexibilidad:
Aceptan que quizás el cambio no llega tan pronto como quieren o en la forma que han proyectado; aunque den un rodeo, no pierden de vista su objetivo último; aprenden y asimilan las lecciones y son capaces de modificar su plan para conseguirlo.
Responsabilidad:
Saben lo que dejan atrás y no tanto lo que encontrarán en el camino; no se lamentan ni culpan a otros de las situaciones en que se encuentran, toman las riendas de su vida con determinación, asumiendo éxitos y fracasos.
Intuición:
El análisis de las situaciones no les paraliza y toman decisiones basándose no solamente en datos sino en su experiencia vital; fácilmente saben si el siguiente paso es en la dirección correcta o no, independientemente de lo difícil o fácil que sea.
Autoconocimiento:
Se conocen bien a sí mismos, su debilidades, fortalezas, sus creencias y sus valores; se han desprendido de lo aquello que les limita en la consecución de su objetivo, del cambio que quieren traer a su vida.
Compartir:
Buscan apoyos, alianzas o compromisos con otras personas; la pareja, la familia, los amigos, personas que comparten su visión o que ya han llegado al lugar donde se dirigen les acompañan, sostienen e incluso comparten su proyecto de cambio.
Actores de su cambio:
Pasan a la acción haciendo todo lo posible para que el cambio que buscan en sus vidas llegue; actúan en la dirección e intensidad suficiente para alcanzarlo: el cambio, como la inspiración, tiene que pillarte trabajando.
Instalarse en el SI:
Se concentran en lo que SI pueden hacer y se expresan en términos positivos que los auto refuerzan; evitan las situaciones y personas negativas que les restan energías y hacen oídos sordos a sus críticas y juicios. Con todo, siguen siendo realistas, e intentan transformar los obstáculos en oportunidades.
Tras atravesar un época de cambio deseado todas las personas que conozco se sienten más valientes: han aprendido a enfrentarse con su miedo y sus limitaciones y cuentan con muchas más herramientas que antes. Saben que pueden alcanzar nuevos retos porque ya lograron hacerlo una vez.
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