La mujer despierta es consciente de sí misma y se esfuerza por ser íntima con todas las facetas de su ser. Ella es la persona con la que se relaciona mejor. Ella nutre y honra la relación consigo misma, así como con los demás.
Ella es activamente despierta y apoya el despertar de los que la rodean. Su devoción a sí misma permite
su devoción a los demás para ser genuino y nutritivo.
Ella es sincera, auténtica, vulnerable y fuerte. Es proactiva y acepta y valora la protección de los demás cuando es apropiado. Ella establece límites saludables, manteniendo un corazón abierto.
La mujer despierta no permite ser tratada como objeto y se opone a la objetivación de las niñas y las mujeres. No apoya ni autoriza la utilización de las cosas que degradan o explotan lo que es de la mujer o femenino, así como lo que es del hombre o masculino.
La mujer despierta es auto maternal consigo misma y protege su niña interior. Ella no tolera el abuso emocional o físico. Ella sabe cómo dar y recibir amor abiertamente, sin perderse a sí misma en el otro.
La mujer despierta reconoce y aprende de sus errores del pasado, patrones y de los comportamientos poco saludables. En vez de dejar que la culpa y la vergüenza le impidan realizar su ser superior, hace un esfuerzo consciente y concentrado para no repetir estas cosas que han causado discordia a ella y a otros.
Ella trabaja en deshacerse de las partes de su ego que ya no le sirven, y trabaja en desarrollar las partes que son útiles.
La mujer despierta ama y honra a su cuerpo y está infinitamente agradecida a él. Le sonríe a las líneas de su rostro, sabiendo cómo llegaron hasta allí. Ella abraza su sentido del humor y se ríe de su vientre. También llora y se enoja con su vientre.
La mujer despierta no carga las emociones de los demás, pero tiene un espacio de amor y compasión por ellos. Ella les pide que sean responsables con sus emociones para no generar la codependencia. La mujer despierta no se conforma con una pareja amorosa que no es similar en su despertar.
La mujer despierta trabaja para alcanzar un lugar de abundancia en vez de escasez. Ella es íntima con su miedo, sabe cuándo hay que dejarse guiar y cuándo confrontarlo y moverse a través de él.
Utiliza el miedo y a otras emociones como llaves sagradas para desbloquear el fondo de su alma. Ella honra sus limitaciones, sin juicio o vergüenza y hace que sea una prioridad encontrar algún refugio en un mundo que siente inseguro para ella.
La mujer despierta está conectada con la naturaleza y conoce su propia maravilla. Ella sabe cómo HACER y cómo SER. Ella no sucumbe al materialismo y al consumismo inconsciente. Crea más de lo que consume, y hace ambas cosas de manera responsable, conscientemente elige lo que es nutritivo y no perjudicial.
La mujer despierta está integrada dentro de sí misma y con los demás. Ella trabaja para cultivar una relación amorosa consigo misma en lugar de depender de otros para definir su valor o dignidad.
La mujer despierta es un modelo a seguir para la humanidad, es el potencial encarnado de lo divino y expresado a través de la forma humana.
Ella está aquí, ahora mismo, y aunque a menudo pasa desapercibida, está ayudando a guiarnos a casa.
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