Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

28 febrero 2014

No hay "malas" personas

"Un monje Tibetano que había pasado más de 18 años prisionero en un campo de trabajo forzado en China me comentó que en diversas ocasiones llegó a enfrentar realmente el peligro. Yo le pregunté "¿Qué peligro? ¿Qué tipo de peligro?, pensando que su respuesta estaría en torno a la tortura y a la prisión China. Él me contestó, "Muchas veces estuve en peligro de perder la compasión por los Chinos."
- El Dalai Lama
...
No hay "malas" personas en este mundo, solamente hay quienes están completamente seguros de que su visión y su versión de la realidad es particularmente correcta, y, por lo tanto, están completamente reacios a abrirse a la posibilidad de convivir con otros en una intimidad vulnerable y en la alegría de la duda. El "mal" es simplemente esa visión estrecha, una cerrazón dolorosa, y el rechazo de ese flujo pleno de la vida; es el olvido de nuestra verdadera naturaleza como la inmensidad y la capacidad misma, y la total ausencia de esa "persona" que se percibe separada y sólida. Es aferrarse con un inmenso terror a las historias y opiniones, más que a un dejar-ir expansivo hacia el eternamente libre océano de la conciencia.

No hay "gente mala", sólo aquellos que en secreto viven la vida con miedo y que actúan con esos mismos temores.

El mal es "vivir" al revés. Es vivir en sentido contrario. Es perder la inocencia, es una ignorancia cósmica...

Este reconocimiento es el comienzo de un gran entendimiento e incluso, de una gran compasión hacia aquellos a los que nos apresuramos a juzgar y etiquetar como "malos".

Jeff Foster

25 febrero 2014

Guarda silencio

Si alguien te insulta y guardas silencio, como si nada hubiera ocurrido, la persona que te insulta se enojará más. Si te hubieras enojado tú también, la persona lo hubiera comprendido; pero no logra comprender tu silencio. Con tu silencio te conviertes en una torre, en algo muy elevado, y ella se convierte en un gusano, en algo muy bajo. Y eso duele...

Si guardas silencio cuando la situación normalmente exigiría ira, si mantienes tu paciencia cuando el otro espera impaciencia y dificultad, éste se exaspera, se siente herido, humillado. Le gustaría vengarse, para él, estás jugando a Dios.

Y si persistes, si no te dejas tentar y permaneces en tu silencio, en tu tranquilidad, si permaneces centrado y enraizado en tu ser, tarde o temprano el otro se relajará. Por ser el silencio un poder tal, una fuerza transformadora, alquimista, la única magia en el mundo, es seguro que el otro se transformará.

Espera un poco. No te apresures. El otro necesita un poco de tiempo. Dale una oportunidad.

Osho

24 febrero 2014

Enfrentando la crisis

Vivimos en una época de grandes cambios. Tal vez siempre ha sido así.

Muchas personas con las que hablo están pasando por grandes cambios y dificultades en sus vidas personales. Ya nada les hace sentido. Todo ha sido puesto en duda. Se sienten perdidos, viviendo una vida que ya dejó de ser realmente la de 'ellos'. Esta fue mi experiencia de muchos años.

La crisis no es inherentemente 'mala' - la crisis significa cambio. Significa que la serpiente está cambiando de piel. Las viejas formas, las identidades estancadas, ya no encajan hoy en día. Ahora sabemos que no pueda haber una real transformación sin dolor. Acordémonos de Jesús en la cruz o del Buda antes de su iluminación.

El cambio es inevitable y natural, y la invitación siempre presente es ponerle atención al dolor que esto implica, a dar la bienvenida a ese momento, como si lo hubiéramos elegido, aunque no haya sido así.

Vivimos en tiempos de crisis, tanto a nivel personal como a nivel mundial, pero cuando la crisis es enfrentada, cara a cara, deja de ser un desastre, deja de ser un obstáculo para la paz, deja de ser inherentemente depresiva, y se convierte en una oportunidad, en un punto de inflexión, en una invitación para soltar el sueño de cómo 'debían' ser las cosas, y para alinearnos completamente con todo, tal y como realmente es.

Escondido en el corazón de incluso la más profunda crisis, hay una paz más allá de la comprensión, una paz inmutable que proviene de fluir incesantemente en el cambio.

Jeff Foster

19 febrero 2014

3 años

Pues hoy justamente, hace 3 años iniciamos esta aventura llamada Blog Serendipia, y vaya que he aprendido muchísimo, cada serendipia que se ha presentado ha sido maravillosa, sé que muchos siguen y leen lo que aquí se publica y agradezco profundamente el atender cada uno de los post, han caminado conmigo en diferentes etapas del crecimiento personal y del conocerme más y mejor además de conocerlos un poquito más... me encanta que sea una lucecita en el horizonte para quien se encuentra con este espacio.  Es de beneficio primero para mi, y que bueno que para ti también, envío un abrazo con mucho cariño!!!

Gracias, Gracias, Gracias

Edith Reyna


17 febrero 2014

Reflexión sobre la comparación


Una de las características de la mente humana que no deja de ser sorprendente pese a ser tan común, es la tendencia constante a compararse. Si ponemos atención a nuestro “comentarista interno” durante el día (y parte de la noche), nos daremos cuenta de que nuestro discurso mental está poblado de comparaciones que surgen momento a momento frente a estímulos externos (como objetos, personas y situaciones) o internos (como recuerdos, proyecciones, y situaciones imaginarias.

 Cuando nos relacionamos con alguien, ya sea en el trabajo, en la calle, en la escuela, o en el supermercado, de una manera más bien inconsciente realizamos una evaluación en cosa de milésimas de segundos, que nos sitúa a nosotros mismos ya sea por sobre, por debajo o al mismo nivel de la otra persona. Aunque las cosas en las que nos enfocamos al compararnos con otros pueden ser infinitas, gran cantidad de ellas se reducen a la belleza física, la fama, la riqueza material, y los talentos-cualidades. Si nos situamos como alguien inferior al otro, naturalmente surge la inseguridad y la envidia, si nos situamos por encima del otro, surge una suerte de condescendencia orgullosa, y si nos situamos en el mismo lugar que el otro, surge la competitividad. 
Probablemente por un largo proceso evolutivo, los hombres son más sensibles a compararse en cuanto a fuerza y poder frente a otros hombres, y las mujeres respecto a la belleza física de otras mujeres. Los publicistas saben mucho de esto.

 Cualquiera sea la posición que vamos tomando en las numerosas comparaciones que realizamos en un día, lo cierto es que es un proceso que toma una gran energía y que refuerza la sensación de que estamos fundamentalmente separados unos de otros. Si me siento superior, inferior o al mismo nivel que otro, demarco una línea gruesa que me separa de ese otro y refuerzo la sensación de que 'yo soy mi ego encapsulado' en este saco de piel, y que estoy solo contra el mundo, mundo en el cual tengo que competir contra otros para vencer. Sin embargo, si nos damos cuenta de que entre siete billones de seres humanos siempre estaremos por sobre algunos y por debajo de otros en todas las cualidades imaginables, veremos que la carrera por “ganarle a los otros” no es sólo absurda y desgastante, sino que a una escala global también está destruyendo el planeta. En un nivel, es como si en un mismo cuerpo una mano compitiera con un pie, y secretamente deseara su fracaso, sin darse cuenta que la muerte del pie está íntimamente relacionada con la muerte de la mano. 

La comparación no es algo inevitable. Es un hábito que se cultiva y se nutre. Y cuando nos damos cuenta que un hábito nos hace sufrir, a veces es mejor no pelear contra el hábito, sino cultivar otros hábitos incompatibles con ellos: una especia de aikido psicológico. Ante los hábitos de compararse y competir, podemos cultivar los hábitos incompatibles con ellos de agradecer y empatizar: mientras la comparación y la competencia nos llevan al estrecho espacio psicológico de la carencia, la gratitud y la empatía nos transportan al amplio espacio de la abundancia.

 Ahora, una simple pregunta: ¿está entre esas las cualidades el hecho de que tienes un cuerpo habilitado para moverse? Es probable que no… ¿por qué? ¿Acaso esto no define esencialmente tu vida? Simplemente porque lo damos por hecho. Sin embargo, si no pudieras mover tu cuerpo, como es la realidad de miles de personas plenamente conscientes e inteligentes, el mover el cuerpo cobraría toda la importancia del mundo. Estamos saturados de cualidades notables por las que pagaríamos todo el dinero que tenemos y más. En vez de ver lo que te falta, comienza a reconocer tus tesoros. Reconocer lo privilegiado que somos, es parte de la madurez psicológica.

Práctica
Aquí un simple y efectivo ejercicio de la tradición Sufi: cada al día al despertar toma conciencia y escribe en un cuaderno tres cosas por las cuales dar gracias. Observa qué pasa con tu actitud ante la vida si cultivas esta semana el hábito de la gratitud por las mañanas.

Respecto a tu relación con los demás, trata de tomar conciencia de la tendencia de la mente a compararte cuando estás (real o imaginariamente) con otros, y practica lo siguiente: cuando surja la sensación de superioridad, inferioridad y competencia -o incluso mejor antes de que aparezca- busca lo que hay en común con la otra persona. Pregúntate ¿Qué tenemos en común X y yo?

Esto es particularmente interesante respecto a las personas que vemos como nuestros enemigos, ya que tendemos a anular cualquier cosa en común que tengamos con ellos. Más interesante aún si tomamos en serio a Carl Jung, que decía que lo que detestamos en otros son los aspectos no reconocidos de nuestra propia personalidad, lo que él llamaba “la sombra”. Luego trae a tu mente este simple mantra, cuya verdad es irrefutable: “Al igual que yo, este ser humano quiere ser feliz y quiere evitar el sufrimiento”. Medita sobre esto constantemente, y observa qué sucede contigo y con tus relaciones



14 febrero 2014

Sobre el amor

Si nuestro amor depende de las apariencias, cuando nuestra apariencia se desvanece, nuestro amor se desvanece. Si el amor depende de los sentimientos, cuando los sentimientos se debilitan o cambian repentinamente, nuestro amor se ve amenazado. Si nuestro amor está relacionado a las historias y recuerdos, cuando la historia no puede ser recordada, nuestro amor es olvidado. Si el amor se aferra a la forma, entonces, cuando la forma se disuelve, como debe ser, el amor muere también.

¿Existe algún amor que no dependa de la forma o del sentimiento, de las apariencias o de las historias? ¿Existe algún amor sin condiciones, un amor que no tenga fin? ¿Existe algún amor que sea intocable por la enfermedad y la muerte y el paso de las cosas? ¿Existe algún amor que sea tan cercano, tan íntimo, que incluso la palabra 'amor' resulte demasiado?

Nunca buscamos amor, nunca encontramos amor, nunca pedimos prestado amor ni robamos amor, nunca compramos amor ni vendemos amor, incluso nunca nos convertimos en amor. Amor es lo que somos, el asombroso poder de los universos que mantiene a los planetas en sus órbitas y el que empapa la hierba de rocío en el primer destello de la mañana. Sin amor, sin la profunda interconexión de las cosas que engalan nuestros corazones, sin el profundo conocimiento de que somos inseparables de todo lo que vemos, todas las riquezas del mundo caerían en la nada.

Amor es todo.

Jeff Foster


13 febrero 2014

La ley de causa y efecto

Los errores o equivocaciones que el ser humano comete, siempre vendrán acarreando una consecuencia, esto se relaciona a causa y efecto, o sea la causa es la acción realizada el efecto es la consecuencia de nuestros actos ya sean positivos o negativos.

Cualquiera que lance un búmeran al universo siempre lo tendrá de regreso porque es la Ley de causa y efecto.

Si creamos actos positivos es lógico que tendremos actos positivos en nuestra vida y estaremos más en armonía con el universo.  Pero si creamos actos negativos desafortunadamente tarde o temprano recibiremos las consecuencias de nuestra intolerancia

Las acciones negativas pueden variar ya sean delitos mayores o delitos menores, en la mayoría de las religiones lo llaman pecado.
Pero en realidad lo que existe es causa y efecto, debemos tomar absoluta responsabilidad de nuestras acciones porque la ley de causa y efecto existe, debemos tener mucho cuidado en lo que hágamos o digamos, para que las acciones que desarrollemos en el transcurso de nuestra vida tengan solo un efecto y que este efecto sea positivo.

Hablemos de lo que es el asesinato, en la Kabbalah se nos enseña que la acción negativa del derramamiento de sangre no se limita solamente a la violencia física, el derramamiento de sangre también se refiere cuando le causamos vergüenza o humillación a una persona, de una manera personal o pública, al degradar o maltratar a nuestros semejantes les causamos que la sangre les suba a la cara, esto se considera también asesinato espiritualmente.

Hablemos de las malas habladas (Los chismes), en la enseñanza de la kabbalah sabemos que las palabras negativas y el chisme atraen también energía, pero energía negativa,
El sentir de una sensación de burla, gusto negativo, risa con sarcasmo, quizás esta sensación sea atractiva en muchos que a veces en el fondo de nuestro ser nos divierte o nos da gusto la desgracia de alguien a consecuencia de un sentimiento de venganza, un revanchismo o por algún resentimiento .

Se ha malentendido completamente el dicho Ojo por ojo y diente por diente y lo relacionamos con la venganza, la verdad que el significado de ojo por ojo y diente por diente es Causa y efecto, vuelvo a escribirlo, o sea la causa es la acción realizada el efecto es la consecuencia.

Entendamos que estas acciones negativas son completamente provocadas por el EGO (El gran oponente) y que solo provocan obscuridad y caos en nuestra vida

Actuemos de la manera más positiva para atraer hacia nosotros acciones buenas que nos llenen de Luz nuestra vida y la vida de todos nuestros semejantes.

Evitemos las acciones que provocan obscuridad para que no impacte en nuestras vidas provocándonos caos.

En resumen cada uno de todos nosotros decide cual camino tomar , el bueno o el malo.

Recuerden siempre que El regalo más hermoso que el Creador nos ha dado es, Nuestro Libre Albedrio.

Reynaldo Perez 


12 febrero 2014

Juntos pero no atados

Cuenta una vieja leyenda Sioux, que un día Toro Bravo, el más valiente y honorable de los guerreros, y Nube azul, la bellísima hija del jefe de la tribu, llegaron a la tienda del anciano sabio de la aldea a pedir consejo. 
"Nos amamos –empezó el joven- y nos vamos a casar –prosiguió ella- 
Y tenemos tanto miedo de perdernos, que venimos a rogarle que nos haga un conjuro o un hechizo, o nos entregue un talismán para que nos proteja y garantice que estemos juntos hasta la muerte. 
¿Hay algo que pueda hacer por nosotros?” 

El anciano se emocionó mucho al verlos tan jóvenes, tan enamorados y esperando su consejo con tanto anhelo. Habría algo – dijo- pero no sé si sea un reto muy difícil, pues implica gran sacrificio. Haremos lo que sea – respondieron al unísono los enamorados- Nube Azul –dijo el anciano- ¿ves ese monte al norte de la aldea? Tendrás que escalarlo sola, y, sin más armas que tus manos y una red, atrapar al halcón más bello y vigoroso que jamás se haya visto. Si logras atraparlo, deberás traerlo vivo al tercer día después de la luna llena. Esa es tu misión. Y tú, Toro Bravo, -continuó el sabio- tendrás que escalar la montaña del trueno y cuando alcances la cima, deberás capturar, sin hacerle daño, a la más valiente de las águilas, usando sólo tus manos y una red, para traerla el mismo día del regreso de Nube Azul. Ahora, partan, ordenó el anciano. Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego emprendieron su camino, ella al norte, y él hacia el sur de la aldea, para cumplir con las misiones encomendadas. El día señalado, los amantes regresaron a la tienda del anciano, cargando cada uno el ave que le había sido pedida. Eran, en verdad, unos hermosos ejemplares. ¿Qué debemos hacer ahora? preguntó Toro Bravo, ¿Debemos matarlas y beber su honorable sangre? No, respondió el anciano. ¿Debemos cocinarlas y comer su carne preciosa? preguntó ella. No -repitió el sabio-, ahora deben atarlas entre sí por sus patas, con estas tiras de cuero, y luego dejarlas para que vuelen libres. La joven pareja hizo lo que se les había ordenado y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo varias veces pero lo único que conseguían era terminar cada vez, revolcadas en el suelo. Después de muchos intentos, irritadas y frustradas por su incapacidad para volar, empezaron atacarse con sus picos, haciéndose mucho daño. 

Este es el conjuro que pidieron, dijo el anciano, nunca olviden lo que acaban de ver. Ustedes son como el águila y el halcón. Si se atan el uno al otro, así sea por su inmenso amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que terminarán lastimándose inevitablemente. Si quieren que su amor perdure, vuelen juntos, pero jamás atados.

10 febrero 2014

La inteligencia de nuestras relaciones

"A través de nuestras heridas somos sanados..."

Nuestras heridas no son nuestras. No se originan desde nuestro interior, tampoco son el resultado de una mente defectuosa o de una naturaleza dañada. Tampoco surgen como enemigos externos a nosotros, como si se tratara de fuerzas oscuras enviadas para destruirnos. Descartes ("Pienso, luego existo"), benditos sus diminutos calcetines de algodón, era un desolado y aislado hombre que creó una fría, egoísta, y altamente intelectual filosofía de separación cuerpo-mente, que simplemente no puede hacer frente a la investigación directa. Cuando observamos detenidamente nuestra experiencia en tiempo real y de primera mano, nos damos cuenta que no podemos encontrar ninguna entidad llamada 'mente', con un interior y un exterior, y ciertamente no encontramos tampoco ninguna 'mente' separada de ningún 'cuerpo' - simplemente descubrimos la interminable danza de pensamientos y sensaciones frente a un quieto telón de fondo de la presencia no-conceptual que somos, que acoge el pensamiento y la sensación sin que éstos lo limiten.

Nuestras heridas no se forman ni dentro ni fuera de nosotros, sino en el contexto de las relaciones. Somos seres sociales, egos no separados flotando en el espacio anhelando conectarse, y todo aquello que es pasado por alto, desatendido, no acogido en nuestras primeras relaciones con aquellos que se encargaban de nosotros, esa parte de la experiencia que no se sacó a la luz - el dolor, la pena, el miedo, la ira, la impotencia - después es vista como algo que amenaza al amor, a la seguridad, al bienestar y, en última instancia, a la vida misma, y se convierten en las partes 'negativas', 'oscuras', 'pecaminosas', 'intocables', de nuestro lastimado ser; las partes vergonzosas que ocultamos unos a otros por temor a perdernos mutuamente. Imaginamos que tenemos un lado luminoso y otro oculto, un despreciable lado secreto, un yo bueno y un yo malo, un yo pecaminoso y uno piadoso, y la gran Guerra comienza. Lo Innombrable se oculta en las profundidades, y nos precipitamos hacia la luz...

Las heridas se forman en el contexto de las relaciones, y las heridas son sanadas en el contexto de las relaciones. Más adelante en nuestras vidas, somos conducidos de manera inteligente hacia aquellos que pueden sanarnos, aquellos que, a sabiendas o no, sacan a relucir lo ignorado, lo no amado, esas partes que pasamos por alto en nosotros mismos, invitando a que la oscuridad vuelva hacia la luz. Y así, la sanación podría lucir un tanto desagradable en un principio, y las relaciones podrían sentirse increíblemente desafiantes, y por un rato podríamos no estar dispuestos a ver la inteligencia en nuestra relación, la cual podría parecer como que está operando en nuestra 'contra', que es realmente una amenaza para nuestro sanar. ¡Nos podríamos llegar a sentir peor! Pero con el tiempo, y con una profunda reflexión, con auto indagación y honestidad, y dejando ir todos los conceptos acerca del 'amor' y el 'sanar', podríamos llegar a ver que nuestros mayores conflictos con los demás nos enseñaron muchísimo, y que nuestros supuestos 'enemigos' psicológicos nos estaban realmente forzando a poner atención a algo que habíamos descuidado en nosotros, y que las rupturas sólo nos estaban ayudando a aprender a sentarnos con nuestro dolor, a acunar a 'ese que sufre', a abrazar esas partes negadas, esos fragmentos rechazados inteligente y creativamente cuando éramos jóvenes.

Estás rodeado de gurús de todas formas y tamaños, y todo aquello que te atrae, rechazas o temes en los demás podría ser algo que necesitas acoger en ti. Tal vez, solamente. Pero ese 'tal vez' podría ser todo cuando se trata del amor, y no hay ningún encuentro desperdiciado aquí, en este extraordinariamente inteligente y reflexivo universo.

Jeff Foster


07 febrero 2014

Meditación en el gozo y la imparcialidad

Hay muchos seres en este mundo que poseén inmensas cualidades y son de beneficio a los demás de múltiples maneras. Regocijémonos sinceramente en sus logros y deseémosles que sus cualidades no declinen nunca sino que perduren y se incrementen. La capacidad de festejar las mejores cualidades de los otros también actúa como un antídoto para la envidia y los celos. El regocijo también es una cura para el desánimo y para la visión pesimista y de desesperanza que tenemos del mundo y de los seres humanos.

Imparcialidad

La imparcialidad es un elemento esencial para las previas tres meditaciones. El deseo que todos los seres se vean libres del sufrimiento y de sus causas debe, sin duda, ser universal. No debería depender de nuestras preferencias sesgadas o de la manera que otros nos tratan. La compasión, por ejemplo, tiene como intención primordial el eliminar todo tipo de sufrimiento, donde quiera que se encuentre o quien quiera que se vea afligido por esto. Seamos los doctores que tengan como único deseo el curar a sus pacientes, independientemente de su comportamiento. Si alguien actúa de manera malévola, considerémoslo como una persona con una enfermedad mental que necesita ser curado de lo que lo aqueja en lugar de tratarlo con animosidad. Como el sol que brilla de manera equitativa sobre los buenos y los malos, sobre un lago sucio o uno limpio, el amor imparcial y la compasión deben ser extendidas a todos los seres sin hacer distinción.

Matthieu Ricard


05 febrero 2014

Plátano

"Un hombre decidió pasar algunas semanas en un monasterio de Nepal.

Cierta tarde entró en uno de los numerosos templos de la región y encontró a un monje sentado en el altar, sonriendo. Le preguntó porqué sonreía.
-"Porque entiendo el significado de los plátanos", fue su respuesta.

Dicho esto, abrió la bolsa que llevaba, extrayendo de ella un plátano podrido.
-"Esta ...es la vida que pasó y no fue aprovechada en el momento adecuado. Ahora es demasiado tarde."

Seguidamente, sacó de la bolsa un plátano aún verde y se lo mostró.
-"Esta es la vida que aún no ha sucedido, es necesario esperar el momento adecuado."

Finalmente tomó un plátano maduro, lo peló y lo compartió con él.
-"Esta es la vida en el momento presente. Aliméntate con ella, disfrútala y vívela sin miedos y sin culpas

04 febrero 2014

Esta tierra sagrada

El concepto 'no hay un yo, no hay ninguna persona, no hay nadie aquí...' es una de las ideas más malinterpretadas y potencialmente engañosas en todo el ámbito espiritual. Algunos maestros espirituales y gurús les aseguran a sus alumnos que 'algún día, el yo desaparecerá' o que 'algún día experimentarán un cambio energético hacia lo ilimitado'. Los estudiantes empiezan inevitablemente a esperar la llegada de ese día, empiezan a desearlo, a anhelarlo y sin embargo también están convencidos de que 'no hay nada que puedan hacer' para que ese día llegue. ¡Qué trampa! Vivir esperando el despertar, esperando la gracia, esperando la vida misma. Pero, ¿quién está esperando? y ¿por qué? y ¿por cuánto tiempo?

Oh amigo, ¿acaso aquello que realmente eres tiene algún interés en que algo llamado 'persona' desaparezca en algo llamado 'tiempo?' ¿Acaso hay dos tú? ¿El que desaparece y otro que queda después de que el primero ha desaparecido? ¿Un yo que espera y otro que desaparece? ¿Cómo es que puede haber dos tú? ¿Cómo es que puedes estar tan dividido?

¿No es este día un milagro, amigo? ¿Acaso este aliento, este pulso, esta íntima experiencia presente, este AHORA, este presente sabor de vida palidece en comparación con las glorias que te han estado prometiendo?

¿Acaso el sol está a la espera de la luz? ¿La ola a la espera del océano? ¿El milagro del aliento está a la espera de algún 'cambio'?

Te han enseñado a soñar con la tierra del mañana, pero ¿qué me dices de la tierra en donde estás parado, de la tierra de este momento, de esta santa, sagrada tierra que te abraza tal y como eres?

Jeff Foster