Cuando te sientas ansioso no pretendas no estar ansioso, porque eso alimenta la ansiedad, le añade una capa adicional.
Aquello de lo que huyes siempre te persigue. No ocultes tu malestar ni
te distraigas de él, ni finjas estar 'bien.' Comer, beber, ir de
compras, empastillarte, hablar sin parar, silbar, andar de prisa en
forma irracional, apresurarte a revisar tus mensajes o querer ponerte en
contacto con tus amigos de inmediato, tratar de controlar todo lo que
te rodea, darle vueltas y vueltas a la idea de 'yo y mi atareada vida,'
todas estas son formas de evitar el hecho de que estás ansioso, son
formas de abandonarte cuando más lo necesitas.
Respira. Siente
tus pies en la tierra, tu vientre elevándose y relajándose con cada
respiración. No pienses en tu ansiedad ni cómo deshacerte de ella - ese
es el viejo paradigma. ¡Siente la ansiedad plenamente! Localízala en tu
cuerpo - ¿se siente en tu barriga, en el pecho, en la garganta, en la
cabeza?
Olvida la palabra 'ansiedad' (porque es una palabra de
segunda mano) y siente directamente las sensaciones vivas que están ahí,
momento-a-momento, sin intentar deshacerte de ellas o detenerlas, sin
siquiera desear que desaparezcan.
Date la oportunidad de ser
curioso y ver lo que está vivo en tu cuerpo en este momento, las
sensaciones físicas de este momento.
Sal del pasado y el futuro y sumérgete en la presencia.
Respira en las sensaciones, dignifícalas con tu aliento, con oxígeno,
con vida, con tu amorosa atención. ¿Sientes mariposas en el estómago?
¿Tus músculos se sienten tensos? ¿Qué músculos? ¿Podrías brindarle a
todo ello una amorosa atención y respirar allí? Hazles saber a las
sensaciones que tienen permiso de estar aquí, que están incluidas en la
vida, que finalmente no cuentas con ninguna agenda que pretenda
destruirlas, que pueden quedarse, por ahora. Y que sólo hay el Ahora.
Si los pensamientos están girando sin control y haciendo su fiesta, si
hay demasiadas nubes de pensamiento en el cielo de la consciencia, es
maravilloso. No intentes detener los pensamientos o silenciar todas esas
voces, imágenes, recuerdos, fantasías, porque eso también te hará
sentir más ansioso. Sólo los pensamientos querrían detener a los
pensamientos. Sé el cielo, en donde las nubes de pensamiento pueden
danzar. Los pensamientos no son la realidad, y no son lo que realmente
eres. Son sólo sonidos e imágenes.
Los pensamientos pueden
dispararse hacia el futuro o el pasado, pero eso está bien - eso es lo
que hace la mente, constantemente se regresa o se adelanta.
Sin
embargo tú estás aquí. Tú estás justo aquí; aquí es donde vive tu
presencia. Deja que todos los pensamientos estén aquí, contigo, todos
los sonidos, todos los sentimientos, todas las urgencias Incluso admite
tus sentimientos de no-aceptación, tu prisa por escapar de este momento.
Conforme tu cuerpo libera tensión, podrías encontrarte nervioso,
bostezando, riendo, o hasta temblando, o simplemente descansando más
profundamente...
Si no puedes aceptarte a ti mismo como eres,
entonces, ¿podrías aceptar plenamente tu incapacidad para aceptar? Y si
no puedes aceptar eso, ¿serías capaz de ver que incluso tu incapacidad
de aceptar es parte de la vida, parte de este momento, parte del
movimiento del universo? No tienes que aceptarte a ti mismo, o aceptar
este momento, porque ya ha sido aceptado. Ya está aquí, completamente
vivo, y ya es como es.
La ansiedad es como un niño pequeño que
ha llegado a tu espacio. No ha venido a arruinarte, o a hacerte daño,
sino a despertarte. Simplemente quiere ser reconocido, acogido, sólo
quiere ser incluido en la inmensidad de este momento.
La ansiedad anhela un hogar. ¿Huirás cuando se presente de nuevo, te distraerás, o finalmente le darás la bienvenida?
Jeff Foster
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