Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

01 julio 2015

El asesino silencioso

En la Universidad Duke, una de las mejores universidades de los Estados Unidos, un grupo de investigadores médicos dieron a conocer una estadística como parte de su reporte final, que afirma que la causa número uno de las enfermedades no es ni ataque al corazón, ni el cigarrillo, no es el sida, ni el cáncer sino la falta de perdón.

Para que unos médicos que no se basan en los principios morales llegaran a tal conclusión, en un mundo tan científico como el que vivimos hoy, donde todo necesita demostración y donde hacer una aseveración semejante pudiera parecer ridícula, debe existir evidencia sólida.

Los científicos descubrieron que la falta de perdón enferma a las personas, deprime a las personas, los vuelve locos, neuróticos, sicóticos, psicópatas, etc... y que existen muchas enfermedades mentales y emocionales que son causadas por no haber perdonado ni haber recibido perdón, es decir, por estar atado y resistir la gracia de Dios.


Hemos sido entrenados para buscar la explicación a nuestros problemas, fracasos y circunstancias fuera de nosotros. Cuando tenemos éxito revelan las estadísticas literalmente nos consideramos la causa principal, pero cuando experimentamos pruebas, problemas y frustraciones buscamos chivos expiatorios o factores externos a los que culpar. Esto es producto de la continua afirmación que desde temprana infancia se nos inculca a tratar de tener el control de todo y movernos de acuerdo a nuestra voluntad.

La verdad es que la mayoría de las personas carecen de voluntad firme y fracasan al tratar de controlar sus vidas y circunstancias. Los científicos de Duke confirman el fruto de ese deseo de control y de vivir de acuerdo a nuestra voluntad. Nos hemos vuelto profundamente egoístas y auto gratificantes en nuestra búsqueda de felicidad y bienestar. Hemos sido heridos, pero entonces herimos a otros, no nos han perdonado, entonces no perdonamos, o nos volvemos vengativos y/o amargados.

En otras palabras vivimos a merced de los estímulos del entorno a los que respondemos más con nuestras emociones que con razonamientos lógicos o templanza espiritual. Vivimos egoístamente, pensando en nuestra autosatisfacción, no nos importan los demás a menos que queramos usarlos para nuestro beneficio. No todo el mundo es así, pero mientras más se comporte de esa manera, más propenso será a herir o dañar a otros, y en el proceso herirse y dañarse usted mismo.

No son heridas físicas, pero son más dolorosas. Empeoran con el tiempo, especialmente cuando las atesoramos, las escondemos, las reprimimos.  La falta de perdón hacia los demás y hacia nosotros mismos nos encadena a una muerte lenta, que envenena todo y a todos a nuestro paso. Pero, hay una solución, hay esperanza aun para el duro de corazón. No requiere emociones que fueron las que en primer termino nos colocaron en la senda del no perdón. Requieren arrepentimiento, esto es dejar de hacer lo mismo, cambiar de camino, y segundo, decidir perdonar.

Usted no decide porque lo sienta, ya que sabemos que nadie siente perdonar cuando esta herido. Decidimos perdonar, porque ese el inicio del camino a la sanidad interior del alma herida. Permitimos así a Dios intervenir en nuestra vida, y traer el don del perdón, su gracia sanadora. Usted y yo podemos no sentir perdonar, pero si podemos decidir perdonar y renunciar a la causa de muerte física y espiritual, al asesino silencioso de la humanidad.

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