Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

24 septiembre 2018

Mi hermana, mi amiga

Me encanta la forma en que nos relacionamos con nuestras amigas.  Cuando me reúno con un grupo de amigas, inevitablemente alguien empieza a dar masaje en la espalda de alguien.  Comenzamos a jugar con el pelo de alguien.  Nos tocamos de forma tierna.  Son toques que sanan.  Los hombres no hacen esto cuando están juntos.  Es exclusivo de las mujeres.  Cuando las mujeres se reúnen hacen preguntas importantes.  Quieren saber cómo estás.  Intercambiar recetas es perfecto, las ideas de jardinería son muy útiles, pero las mujeres se sumergen en asuntos del corazón sin ninguna vergüenza.

Mi mamá fue mi madre.  Pero ella no es la única mujer que ha sido mamá para mí.  Mis hermanas ciertamente lo fueron.  También lo fueron algunas de mis maestras de primaria.  Algunas de mis vecinas.  En estos días, recibo este don a través de los tiernos actos de bondad de las amigas que Dios me ha dado.  El regalo de la amistad entre las mujeres es un tesoro que no debe tomarse a la ligera.  Las amigas se convierten entre sí en el rostro de Dios, en el semblante de la gracia, del deleite, de la misericordia.

La capacidad del corazón de una mujer es muy amplia para tener relaciones significativas.  No hay manera en que tu esposo o tus hijos puedan proporcionarte la intimidad y la satisfacción relacional que necesitas.  Una mujer tiene que tener amigas mujeres.

Es aquí, en el plano de las relaciones que las mujeres reciben las más grandes alegrías y las más  profundas heridas.  La amistad entre las mujeres habita en un terreno de gran misterio.  Películas como Beaches o Fried Green Tomatoes o Steel Magnolias tratan de capturar esto.  En esas películas, la amistad soporta pruebas y dificultades, se profundizan y perduran.  Los hombres en sus vidas tal vez se van, pero no así sus amigas.   Aunque con frecuencia esto se cita en las bodas, Ruth estaba hablando a una mujer cuando dijo:  "A donde quiera que tú fueres, iré yo, y donde quiera que vivieres, viviré.  Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios".  Hay un gran celo, una inmensa devoción y una profunda lealtad entre las amigas.  Nuestra amistad fluye en las profundas aguas del corazón donde Dios habita y donde tiene lugar la transformación.  Es aquí, en este lugar santo, que una mujer puede asociarse con Dios para impactar a alguien y ser impactada por otra persona de forma duradera.  Es aquí donde puede ser madre, nutrir, alentar y evocar vida.

Las niñitas tienen mejores amigas.  Las mujeres adultas las anhelan.  Tener una amiga es relajarse en otra alma y ser bienvenida en todo lo que eres y todo lo que no eres.  Es saber que, como mujer, no estás sola.  Las amistades entre mujeres proveen un lugar seguro para compartir las experiencias de la vida como mujer.  ¿Quién sino otra mujer puede entender completamente las pruebas de cáncer vaginal (PAP), las mamografías, el Síndrome Premenstrual, el anhelo de tener un hijo y la vida en un mundo controlado por los hombres?  Es un gran regalo saber que ves las cosas como otra persona las ve; un placer inmenso ser entendida, disfrutar de la sencilla compañía de alguien con quien puedes bajar tus defensas.

La amistad es un gran regalo.  Uno por el que debemos orar y no dar por sentado.  Si no tiene el tipo de amistad que anhelas, pídele a Dios que la traiga a tu vida y mantén los ojos abiertos para que la reconozcas cuando lo haga.  Cuando Dios nos da una amiga, nos está confiando el cuidado del corazón de otra persona.  Es una oportunidad para ser madre y hermana, para ser dadora de vida, para ayudarles a convertirse en la persona que se supone que sean, para caminar a su lado y provocar que se manifieste lo profundo de su corazón.

Las amistades necesitan alimentarse, guardarse y pelear por ellas.  Necesitamos llamarnos sin esperar que la otra llame primero.  Necesitamos preguntar cómo está nuestra amiga y escuchar realmente la respuesta.  Hay que escuchar entre líneas.  Amamos a nuestras amigas dedicándonos a ellas:  Llamadas, regalitos, invitaciones a jugar, a ir a caminar, a ir al cine, ofreciendo nuestro corazón.

Necesitamos prestarnos atención unas a otras, realmente vernos mutuamente.  Ese es realmente el mejor regalo.

Stasi Eldredge


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