Lo anterior me lo confirmó una amiga que me encontré la semana pasada en una fiesta (nos hicimos amigos en la sala de quimioterapia hace ya casi 7 años), se acercó a mi y me invitó a bailar...
Cuando me puse de pie y sabiendo que ella trae colostomía, le pregunté que si no se lastimaba al bailar, sonrió y me contestó: Tu sabes que sí duele pero no voy a permitir que el dolor me impida disfrutar lo que me queda de vida; vuelve a sonreír y me dice: yo sé que a ti también te duele la sonda, no veo que eso te detenga tampoco ehhh.
Me encantó su respuesta y lo que siguió también, me dice: Me acaban de hacer otros estudios y los médicos me dieron muy pocas esperanzas, pero yo no sólo encuentro esperanza en los médicos, también la encuentro en todo lo bueno que me rodea, la gente que me quiere, en mi fe y en muchas cosas más.
Continuó diciendo: Molina (ella así me dice), todos tenemos algún problema o situación mala en la vida, pero hemos aprendido que si me agarro de lo malo le doy fuerza, más bien prefiero agarrarme de todo lo bueno que tengo y créeme que lo malo pierde fuerza en mi vida, y ahí está, pero no le permito que me haga su víctima.
Las personas perdemos mucho tiempo quejándonos de tonterías, pero si la gente antes de quejarnos pensáramos en algo bonito de nuestra vida, por ejemplo, me dice, tengo una amiga que la dejó el marido, se la había pasado llorando, la fui a visitar y antes de que siguiera en su zona de dolor le digo "qué hermosos están tus dos hijos, vale la pena luchar y salir adelante por ellos", sonrió y su platica tomó un color diferente. Nos despedimos después de pasar una noche divertidísima.
Es momento de decidir a qué darle poder en nuestra vida, a lo malo que nos sucede o a lo bueno que tenemos.
¡¡¡Más sonrisas, menos quejas!!!
Los quiero mucho y nunca me olvido de cada uno aún sin saber su nombre, que está en esta página y forma parte de mi historia.
Dios nos bendice, que tengan la mejor semana de sus vidas.
Héctor Molina
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