Tantos seres humanos siguen siendo prisioneros de un régimen totalitario o, por cualquier otra razón, no son libres de circular, hablar o actuar. Cientos de miles de millones de animales son matados cada año, como si nada hubiera pasado, para satisfacer nuestras llamadas "necesidades". Demasiados otros seres humanos están atrapados por la pobreza y el acceso limitado a la salud y la educación. Debemos hacer todo lo que podamos para ayudarlos. Pero no debemos descuidar la búsqueda de la libertad interior, el deseo de llegar a ser un mejor ser humano.
La principal dificultad radica en la falta de discernimiento: somos incapaces de identificar estos engranajes mentales y el tipo de pensamientos que nos esclavizan. Con demasiada frecuencia nos falta la sabiduría, la lucidez y la competencia que nos permitirían recuperar nuestra libertad. La libertad interior puede, por lo tanto, adquirirse a través de una mejor comprensión del funcionamiento de nuestra mente y de los mecanismos de la felicidad y del sufrimiento. Este discernimiento debe ir de la mano de un entrenamiento que permita a nuestra mente manejar los estados mentales aflictivos con facilidad e inteligencia.
De la distorsión de la realidad característica del desconcierto: nos precipitamos a las causas del sufrimiento y damos la espalda a las de la felicidad.
Patear a una persona encadenada y decirle que se mueva no es la mejor manera de hacerlo! Es mejor mostrarle cómo liberarse de sus cadenas. También es inútil dar lecciones a los demás si no hemos actualizado nosotros mismos la libertad que defendemos.
Si una tarea está más allá de nuestra capacidad a primera vista, debemos progresar paso a paso. El hecho de que el viaje pueda ser largo no debe desanimarnos. Lo importante es saber que vamos en la dirección correcta. En este caso, cada paso que damos es gratificante y nos anima a perseverar.
Matthieu Ricard
No hay comentarios.:
Publicar un comentario