La muerte, como el amor, llevan consigo una inexplicable poesía que no se puede traducir en palabras. Sólo el silencio, un presente silencio, lleno de significados, casi tangible, puede estar a la altura de los momentos cumbre de la vida humana.
Ten la mano de tu abuelito, en silencio; vierte la energía de tu corazón en su alma a través de tus manos y dile: Te amo abuelito, te amo.
Pero recuerda: éstas no serán palabras sino sonidos de amor, una canción inocente y misteriosa como lo son el canto de los pájaros al amanecer o el sonido de las olas cuando, doradas por el sol al horizonte, acarician la arena.
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