Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

07 marzo 2020

La mejor edad

Un extenso estudio publicado por el New England Journal of Medicine, encontró que la edad más productiva en la vida del ser humano es entre los 60 y los 70 años de edad. La investigación realizada en los Estados Unidos indica que la segunda etapa más productiva del ser humano es de los 70 a los 80 años de edad.

Por otra parte, la tercera etapa más productiva es la que abarca de los 50 a los 60 años de edad.

La publicación científica ilustra tales afirmaciones con los siguientes ejemplos:
-La edad promedio de los ganadores del PREMIO NOBEL es de 62 años .
-La edad promedio de los presidentes de las compañías prominentes en el mundo es de 63 años.
- La edad promedio de los pastores de las 100 iglesias más grandes de E.U.A. es de 71 años.
- La edad promedio de los Papas católicos es de 76 años.

Esto nos confirma que los mejores años de tu vida se ubican entre los 60 y los 80 años.

Otro estudio publicado en la revista, encontró que a los 60 años, llegas a la cima e tu potencial y esto continúa hasta los 80. Por lo tanto, si estás entre los 60 -70 o 70-80 estás en el MEJOR y el 2o. nivel de tu vida.

De niños aprendimos a repetir el dicho de que "no se puede tapar el sol con un dedo". La vejez es la expresión tangible de la inevitable entropía del cuerpo físico en que habitamos. Sin embargo, nuestro cuerpo diseñado por Dios tiene la capacidad de regenerarse dependiendo del estado de nuestra alma y las decisiones de vida que adoptamos diariamente.

Por ejemplo, si bien nuestras neuronas, que son las células más longevas, van disminuyendo con los años, nuestro cerebro también tiene el poder de repararse y generar nuevas células cerebrales a través de un proceso llamado neurogénesis. Incluso si uno ha sufrido un incremento de pérdida neuronal por alguna causa, todavía hay esperanza de que nuestro cerebro sea capaz de repararse y volver a mejorar su rendimiento.

Lo que hagamos en los últimos diez años de nuestra vida activa, es decir entre los cincuenta y sesentas define en muchos casos nuestro estado postrero. La falta de disciplina que acompañó nuestro comportamiento como jóvenes y adultos es un lastre definitivo para vivir una vida plena después de los sesenta años. Si Dios nos dio este cuerpo para que sea templo de Su Espíritu, ¿no deberíamos cuidarnos, ejercitarlo, alimentarlo saludablemente? ¿Por qué usamos nuestro cuerpos como un basurero?

La respuesta tiene que ver con nuestro sentido de identidad y propósito que afirma nuestra valía como seres humanos. En otras palabras, el cuerpo puede envejecer pero puede seguir siendo funcional y saludable hasta pasados los ochenta años. No luciremos cosméticamente como jóvenes, pero nuestra alma seguirá joven y eso impactará positivamente nuestra salud integral.

Con frecuencia por mi edad, tengo casi 62 años, me encuentro con amigos y conocidos de mi juventud que lucen muy deteriorados, y que siguen transitando por la vida improductivos y sin servir ningún propósito. Muchos hombres y mujeres anhelan pensionarse a los 60 o 62 años supuestamente para disfrutar de la vida pero la tasa de mortalidad, particularmente para los hombres, es alarmantemente negativa: más del 40% mueren a los tres o cuatro años de pensionarse. No puede disfrutar tu pensión si no aprendiste desde antes a vida plena y saludablemente: mental, física, emocional y espiritualmente.

Nos corresponde descubrir el propósito para el cual Dios nos creó en primer lugar y servir conforme a sus balanceadas prioridades (Dios, matrimonio, familia, trabajo y ministerio) pero recuerde, esto funciona triangularmente:
Uno ama a Dios y le da prioridad en todo, pero debe recibir el amor de Dios y amarse a si mismo, para entonces poder amar bien a nuestro cónyuge, familia y a los demás prójimos. Amar bien es siempre la clave para tener prioridades ordenadas que nos permitan cuidar alma, cuerpo y espíritu. Al final, usted es quien decide la clase de vejez que tendrá. No tiene derecho a culpar a nadie.

Cómo vivo la vida es la decisión diaria más importante

Salmos 92:14 (NTV)
"Incluso en la vejez aún producirán fruto, seguirán verdes y llenos de vitalidad."


Doy gracias a Dios por haber empezado a tomar decisiones saludables hace ya una década junto a mi esposa Orietta: hacer ejercicio de bajo impacto como caminar tres veces por semana, eliminar sustancias nocivas en todas las comidas como aguas carbonatadas, azúcares y sales refinadas, así como aumentar la ingesta de vegetales y hortalizas y priorizar en nuestra agenda nuestra relación con Dios, nuestra relación, los hijos el trabajo y el ministerio. En ese orden. Pero, como decía mi abuelo Marcial, "nadie aprende por cabeza ajena". La decisión es suya. Si quiere vivir la tercera edad de su vida dejando huella, y disfrutando plenamente, empiece a tomar decisiones intencionales y disciplinadas hoy mismo. Luego, no culpe a nadie.


Juan Carlos Flores Zúñiga

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