Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

01 marzo 2022

La cafetera

Si hubieras sido una cafetera te habría devuelto al instante, o al poco tiempo de haberme dado cuenta de que había una falla, que no me funcionabas, que algo no servía.
Con gusto hubiera esperado paciente en la cola de las devoluciones; hubiera sido tiempo bien invertido, porque aunque no sucedió lo que esperaba y no se cumplió mi expectativa, hubiera habido una devolución por otra cosa, aunque no sirviera para lo mismo.
Incluso me habría conformado con un cambio, por otra marca, otro modelo; te hubiera sustituido. Pero no. No creía tener esa opción, era quedarme con una cafetera inservible o con el espacio vacío.
Pero me tardé, porque quería creer que era cuestión de tiempo, y todo se arreglaría. Porque hay cosas que adquieres y no siempre cumplen su objetivo, pero funcionan si les pones un alambre o les das un golpecito.

Lo tuyo era defecto de fábrica y un poco de mi parte, el no saber leer tu instructivo.
Las señales siempre estuvieron: los focos no prendían, el agua nunca hirvió. Y en vez de actuar de inmediato: te di tiempo, “nos di tiempo”.

Pensé que la falla era solo mía. No quería pasar por el proceso de reclamación y quedarme sin el aroma del café por las mañanas. Porque existe la creencia de que la vida sin café, no es vida; que uno no despierta igual y el día no es el mismo.
Me daba miedo quedarme sin café.

No se lo había confesado a nadie, por vergüenza, porque sabía leer pero no entendía tu manual, y solo para mí tenía sentido aferrarme a una cafetera que no funcionaba, porque sabía que al menos la tenía.
No tiene lógica y lo sé. Pero a veces las ganas de no perder una ilusión, o el miedo a enfrentar la realidad sin filtros, duele.

Y empecé a buscar soluciones, a agotar todas las alternativas, a usar la cafetera como jarra para servir jugo o como decoración en la esquina de la cocina; incluso te hubiera convertido en maceta para lirios, si me hubiera puesto más creativa.
Y suena tonto, pero no lo es.
Es triste.

Si hubieras sido una cafetera y me hubiera dado cuenta a tiempo, de que el desperfecto no era solo culpa mía, te hubiera devuelto antes, parada en la fila de reclamos, con la caja bajo el brazo y el recibo en mano, con todo y garantía.

Al final, la vida sin café resultó maravillosa.
Descubrí que hay té, infusiones, jugos deliciosos y que hasta el agua sola, me sabe bien por las mañanas. 

Pero para eso tuve que renunciar a la cafetera inservible, y descubrir todas las opciones maravillosas que me ofrecía la vida.


Jackie Gibbs


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