No importa el oficio al que te dediques, cuando limpies todo aquello que sirve para llevar el pan a tu hogar saca de tu mente la flojera y mala gana y hazlo con voluntad, cariño y gratitud. Sí, aunque te parezca una tontería, mientras pasas paños y quitas polvo y grasa, háblales y muestra agradecimiento por los servicios prestados a tus ollas y hornos, a tus llaves y destornilladores, a tu cámara, lentes y computadora, porque si te fue bien, si progresaste y pudiste cumplir alguna meta fue gracias a tu esfuerzo, pero también a su buen funcionamiento.
Resulta increíble, pero valorar las cosas que te ayudan a vivir mejor se convierte en una suerte de energía positiva que recibes de vuelta al siguiente año, cuando empiezas nuevamente a trabajar.
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