Según las crónicas, el pavo de Nochebuena tuvo
su origen en México en el S. XVI. Los aztecas se lo hicieron probar a Hernán
Cortés, a quien le agradó y lo llevó a España.
La cesta de Navidad tiene sus raíces en las canastillas que antiguamente
empleaban los campesinos para transportar los aguinaldos que iban a entregar.
Hacia el siglo II un sacerdote cristiano llamado Nicolás abandonó Italia, para
difundir en Asia la palabra de Dios. Siendo misionero, fue trasladado a Myra,
para ser nombrado obispo. Murió un 6 de diciembre, fue proclamado santo e
inspiró la figura de Papá Noel. La figura de Santa Claus, con la estética que
ahora conocemos, es una invención estadounidense del siglo XX, si bien se basó
en la vida y la leyenda de San Nicolás. Actualmente, se designa al mismo
personaje en los distintos países, como Santa Claus, Papá Noel o San Nicolás.
Aunque en ciertos lugares el día de San Nicolás se celebra el 6 de diciembre.
El nombre Santa Claus es una contracción de Sanctus Nicolaus, y se refiere
específicamente a San Nicolás de Bari, quien fuera Obispo de Myra en el S. IV,
personaje de una enorme bondad y protector sobretodo de los niños.
Según cuenta la historia, el 25 de diciembre de 1492 se celebró la primera
Navidad en tierras americanas. Colón realizaba un reconocimiento de los
archipiélagos de la zona, cuando una mala maniobra dañó irreparablemente a la
carabela "Santa María". Los indígenas le ayudaron a rescatar la carga
y a construir un fortín donde quedaría parte de la tripulación. Se utilizaron
las maderas del barco para levantar dicho fuerte, y se terminó de construir el
25 de diciembre. Por esa razón se llamó al fuerte "Fuerte de Navidad"
(Natividad). Allí celebraron con gran emoción la Navidad de 1492.
La costumbre de la celebración de la Misa de Gallo proviene de los ritos de los
templos de Jerusalén. Allí los católicos celebraban tres misas el día del
nacimiento de Jesús: una en la noche en la cueva de la natividad, santificando
el nacimiento, otra al amanecer como signo de la resurrección y una tercera en
el templo, siendo ésta el oficio solemne del día.
La estrella de Navidad es originaria de Filipinas, allí se hacen antorchas en
forma de estrellas de 5 puntas, que iluminan la entrada de las casas. Suele
colocarse en la parte superior del árbol de Navidad.
Por navidad, se bebe en Chile Cola de Mono, que es un ponche hecho de pisco con
café con leche, azúcar y canela. El pisco chileno es un licor destilado de uvas
moscatel, en diversas variedades y, en menor medida, Pedro Jiménez y torontel.
Cada 24 de diciembre, miles de turistas se trasladan a Oberndorf, cerca de Salzburgo
(Austria), donde hace 185 años fue compuesta la canción “Noche de Paz”, quizá
el villancico más conocido del mundo.
“Noche de Paz” fue traducida a 330 idiomas; la canción de Navidad austríaca fue
creada casi por casualidad, porque se había estropeado el órgano de la iglesia.
En 1818, dos días antes de Navidad, el viejo órgano de la iglesia de San
Nicolás, la parroquia del padre Joseph Mohr, pasó a mejor vida. Para no
decepcionar a sus feligreses, el sacerdote pidió a su amigo Franz Xaver Gruber,
maestro y organista del vecino pueblo de Arnsdorf, que compusiera una melodía
para un texto de Navidad.
En la misa del gallo de ese 24 de diciembre, Joseph Mohr, cura con voz de tenor
y que tocaba la guitarra, y Gruber, que poseía una bella voz de bajo, interpretaron
por vez primera en alemán “Noche de Paz”. El hecho era totalmente inhabitual en
la época, cuando los textos religiosos se redactaban todavía en latín. Pero
Mohr consideraba que una letra simple y comprensiva era lo más adecuado para
sus feligreses.
En 1831, un coro que se dedicaba a cantar aires populares tiroleses incorporó
el villancico del padre Mohr a su repertorio durante una gira por Prusia. De
allí, la canción viajó a Nueva York, donde fue interpretada por un coro tirolés
en 1839 pero donde sus autores y su origen permanecieron desconocidos.
Treinta y seis años más tarde, la corte real de Prusia, que buscaba el original
de la partitura, consultó al párroco de San Pedro de Salzburgo, quien, para
sorpresa general, respondió que Mohr y Gruber, muertos en el anonimato
respectivamente en 1848 y 1863, eran los autores del villancico que se había
atribuido al compositor austríaco Michael Haydn.
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