Servir es sembrar; sembrar semilla buena.
No es preciso haberla recibido o cosechado, ella emana y fluye milagrosamente de recónditas alforjas del espíritu y del corazón.
Servir es servir a todos y a cualquiera, no preferentemente a quienes, a su vez, puedan alguna vez servirnos.
Servir es sembrar siempre, siempre, sin descanso, aunque solo sean otros los que recojan y saboreen las cosechas.
Servir es mucho mas que dar con las manos algo que se tiene; es dar con el alma lo que, tal vez, nunca nos fue concedido.
Servir es distribuir afecto, bondad, cordialidad, apoyo moral, amor, y asimismo ayuda material.
Servir es repartir alegría, estima, admiración, respeto, gratitud, sinceridad, honestidad, libertad, justicia; es infundir fe, optimismo, confianza y esperanza.
Servir es en verdad, dar más de lo que recibimos en la vida y de la vida.
"SE COMO EL ÁRBOL DE SÁNDALO, QUE PERFUMA EL HACHA QUE LO HIERE"
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