Muchas personas sienten verdadero pavor a decir “no”. En el trabajo, en casa, con los amigos,… continuamente hacen cosas que les desagradan solo por no poder decir que no. Se sienten a disgusto y no saben como salir de esa situación.
Tener que alargar la jornada laboral, enfrascarse en trabajos para los que no se está preparado, acudir a eventos sociales por compromiso, no poder disfrutar de un mínimo de tiempo libre por estar ayudando a todos los que nos rodean,…. y así podríamos seguir con la lista de despropósitos que evitables con un “no” a tiempo.
Los motivos que abocan a una persona a no utilizar la palabra “no” son de lo más variados: se pueden enfadar conmigo, no me tendrán en cuenta la próxima vez, no quiero hacer daño al otro, se tiene que cumplir con todo…Y al final el más perjudicado es uno mismo. No se puede ni se debe aceptar todo, pero ¿cómo lo digo para que ni yo ni la otra persona nos sintamos mal? Para ello existen 7 maneras sencillas de decir “no”:
“No me puedo comprometer ahora porque tengo otras prioridades en este momento”. Explicar que hay otras tareas más urgentes que atender y que ya están comprometidas.
“Ahora no es un buen momento como estoy en medio de …”. El caso típico sería recibir una llamada cuando se está en una reunión, en tal caso se puede acordar hablar del tema al finalizar.
“Me encantaría hacerlo, pero …”. Es una forma suave de decir que “no”. Es interesante lo que propones pero ahora no puedo ocuparme de ello o se aleja de mis objetivos.
“Déjame pensarlo primero y me pondré en contacto con usted”. No siempre hay que dar una respuesta en un primer momento, nos podemos reservar un tiempo para pensarlo. También sería educado comunicar a la otra persona en que plazo recibirá la respuesta.
“Esto no se ajusta a mis necesidades actuales, pero lo tendré en cuenta para el futuro”. No estamos juzgando la propuesta, simplemente que no se ajusta a lo que deseamos, aunque dejamos la puerta abierta a que en el futuro nos pueda interesar.
“Yo no soy la mejor persona para ayudar en esto. ¿Por qué no le preguntas a …? “. No te puedo ayudar porque no estoy preparado para ello pero te doy indicaciones de quien puede echarte una mano.
“No, no puedo”. Comprobarás que la reacción no suele ser tan mala como en principio esperabas.
La tarea de decir “no” puede costar llevarla a la práctica pero peor es que nos sintamos mal y vivamos una vida que frecuentemente estará guiada por los demás.
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