Crecí en Colombia, en el trópico, en un país de climas predecibles
y pocos extremos.
Salí del País la primera vez a los 27 años
En una ocasión estábamos cerca de Londres
con mi familia y mi hijo Daniel
quien en ese momento tenia menos de dos años.
Era un día a finales de Diciembre, nos despertamos entusiastas y miramos por la ventana de la sala de la casa en donde estábamos. Era un día con un sol radiante. El cielo estaba totalmente azul y la noche anterior había caído un poco de nieve.
Por lo que había manchas blancas de nieve sobre los pastos y la calle del frente.
Nos bañamos y nos vestimos rápido, y salimos a caminar, vestidos con un suéter liviano, como lo hacíamos en Bogotá.
Nuestras caras se pusieron rojasY casi ni podíamos hablar además de descubrir con resvalones
Caminamos unas cuadras y después de que nuestros cuerpos perdieron el calor de la casa...
¡Dios mío que frío! sentíamos las manos casi paralizadas del frío.Nuestras caras se pusieron rojasY casi ni podíamos hablar además de descubrir con resvalones
que partes del anden estaban congeladas y los zapatos que teníamos eran de suela.. la misma que nos había servido toda la vida... y ahora se resbalaba en el piso como si tuviera jabón.
En un segundo aunque el día continuaba azul radiante.
Un viento heladísimo comenzó a soplarlo sentíamos como agujas que se metían por los delgados suéteres.
En nuestras mentes parecía como si el mundo de pronto se fuera a acabar.
Sin embargo no estábamos preparados.
Mientras vivíamos ese pequeño drama, algunos vecinos caminaban felices con sus perros.
Y por no saber nos creamos sin saberlo un muy mal momento hasta arriesgamos sin pensarlo la salud
de todos, especialmente de Daniel quien solo tenía 2 años.
Los productos tienen ciclos cortos de vida..
¡No basta la buena intención!
Es indispensable tener los pensamientos eficaces para este nuevo mundo para estas nuevas reglas..
¿Tienes esos pensamientos?
Ahora disfruto la nieve
aprendí a esquiar y gozar de los deportes del frío.
El paseito casi termina en hospital y pulmonía.
Mi hijo duro casi una semana con una tos profunda, nos dio fiebre y duramos varios días en cama.
La intención era perfecta, el día desde la ventana era Maravilloso.Sin embargo no estábamos preparados.
Mientras vivíamos ese pequeño drama, algunos vecinos caminaban felices con sus perros.
Vestidos con guantes bufandas, buenas chaquetas y lentes que evitaban que los polvos de nieve
les cayeran en los ojos.
Nosotros no sabíamos nada de eso.les cayeran en los ojos.
Creíamos que saber... Pero lo que sabíamos nos puso en peligro,
Pensábamos que había otras condiciones.Y por no saber nos creamos sin saberlo un muy mal momento hasta arriesgamos sin pensarlo la salud
de todos, especialmente de Daniel quien solo tenía 2 años.
El mundo ha cambiado, las reglas para progresar y crear bienestar son otras...
Hay competencia por todos lados...Los productos tienen ciclos cortos de vida..
¡No basta la buena intención!
Es indispensable tener los pensamientos eficaces para este nuevo mundo para estas nuevas reglas..
¿Tienes esos pensamientos?
La diferencia ahora estoy preparado y en vez de sufrir disfruto
No hay comentarios.:
Publicar un comentario