Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

31 octubre 2014

Liberar a pequeños seres

Un viejo lama gustaba de sentarse a meditar sobre una gran roca plana frente a un plácido estanque.  Sin embargo, cada vez que comenzaba con gran energía sus plegarias y devociones, tan pronto cruzaba las piernas y se asentaba, veía a un insecto luchando desesperadamente en el agua.  Una y otra vez levantaba su vetusto cuerpo y ponía a salvo a la pequeña criatura antes de sentarse de nuevo sobre la roca.  De esa manera transcurrían sus meditaciones día tras día.

Sus hermanos monjes, dedicados meditadores quienes también iban cada día a sentarse en soledad en los rocosos desfiladeros y cuevas de aquella desolada región, acabaron por darse cuenta de que el viejo lama apenas lograba sentarse, más bien se pasaba sus sesiones de meditación rescatando insectos del agua.  Si bien era cierto que resultaba loable salvar la vida de un indefenso ser vivo de cualquier tipo, grande o pequeño, los monjes en ocasiones se preguntaban si las meditaciones de aquel anciano monje no progresarían mucho más si se sentara en otra parte, lejos de tales distracciones.  Finalmente un día le expresaron su preocupación.

"¿No sería de mayor beneficio sentarse en otro lugar y meditar profundamente, sin perturbación alguna todo el día.  De esa manera podrías alcanzar rápidamente la iluminación perfecta y así liberar a todos los seres del océano de la existencia condicionada?" le preguntó uno de ellos al anciano.
"Tal vez podrías simplemente meditar junto al estanque con los ojos cerrados" sugirió otro.
"¿Cómo cultivar una tranquilidad perfecta y una concentración profunda, como un diariamente, si te la pasas levantándote y sentándote cien veces en cada sesión de meditación'" le inquirió un joven y erudito monje, envalentonado por las preguntas más prudentes de sus compañeros mayores.  Y así continuaron.

El venerable monje los escuchó con atención, sin responder nada.  Cuando todos hubieron hablado, se inclinó respetuosamente ante ellos y les dijo. "Estoy seguro que mis meditaciones serían más profundas y fructíferas si permaneciera inmóvil todo el día, como ustedes afirman, hermanos.  Pero, ¿cómo puede una persona vieja e insignificante como yo, que ha prometido una y otra vez dar esta vida, y todas sus vidas, a servir y a liberar a los demás, estar simplemente sentado con los ojos cerrados y con un corazón endurecido, haciendo plegarias y entonando el mantra altruista de la Gran Compasión, mientras que justo frente a mis ojos se ahogan criaturas indefensas?"

A esa simple y humilde pregunta no fue capaz de responder ni uno de aquellos monjes.


Richard Vélez

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