Érase una vez un rey muy sabio y poderoso que quiso un buen día poner orden en su reino. Se puso manos a la obra con entusiasmo pero la tarea resultó tan ardua y tan difícil de abarcar que no pudo lograrlo. Entonces se propuso poner orden en su ciudad. Pero era aquella una urbe tan extensa y tan plagada de peculiaridades que la hazaña resultó imposible de culminar. Así, nuestro rey decidió poner orden en su gobierno. Sin embargo eran tantos los implicados y tan diferentes sus intereses que el proyecto no llegó a buen fin. El rey decidió entonces poner orden en palacio, y también allí encontró innumerables dificultades que le impidieron conseguir su propósito.
El rey se recogió pensativo en sus aposentos y entonces, decidió poner orden en su corazón. Y eso sí que pudo hacerlo.
Pues en ésas andamos algunos en estos días
Una serendipia es ...
Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.
30 enero 2015
29 enero 2015
El poder de la aceptación
Tú no tienes el poder de aceptar este momento.
Tú no tienes el poder de permitirlo.
Este momento no pide tu aceptación.
Ya es como es. No tienes otra opción.
Tu aceptación y tu rechazo, tu permiso o falta de permiso, han llegado demasiado tarde.
Porque el momento no es algo que esté fuera de ti, y no estás dividido de él, y la aceptación no tiene nada que ver con el tiempo.
Y aunque este momento pudiera parecer inaceptable para ti,
en un nivel más profundo, ya ha sido aceptado,
porque ya es la vida, ya es 'lo que es'.
Cada pensamiento, cada sensación, cada sonido, cada percepción,
ya está aquí, ya está brillando, ya es inmediato,
ya está incluido en la inmensidad del Ahora.
Tú no tienes el poder de aceptar este momento.
En tu falta de poder, este momento es completamente aceptado.
Y tú permaneces arraigado en el más profundo 'SÍ' a como son las cosas, alineado con un misterioso universo.
Y este es el verdadero poder.
Jeff Foster
27 enero 2015
El hombre con mala suerte
En aquellos días, un hombre desorientado se encontraba frente a dos caminos y no sabía cual lo llevaría al lugar que deseaba.
Una anciana que llevaba una pesada canasta, con sus vestidos algo raídos y sandalias llenas de barro, le preguntó:
-Buen hombre, parece algo perdido. ¿Puedo ayudarlo?
La pobre no era muy indicada para asesorarlo sobre su travesía.
Sin darle demasiada importancia, le dijo: -No, gracias- y empezó a caminar por el sendero que parecía más transitado.
La anciana agachó la cabeza, mientras el hombre siguió caminando sin mirar hacia atrás.
Ya comenzaba a caer la noche y el hombre se encontró que el camino terminaba en un acantilado del que se veía colgar un pequeño puente.
Mientras se acercaba, se dio cuenta que no podría cruzar porque los maderos que aún colgaban estaban demasiado deteriorados.
Entonces decidió acampar cerca del lugar para pasar la noche, ya que estaba oscuro para volver.
No podía sin embargo conciliar el sueño, estaba enojado por su mala suerte.
Al amanecer se dispuso a regresar y probar por el otro camino.
Tenía hambre y sed, pero no encontraba ningún fruto en los árboles que le dieran sustento, mas siguió caminando.
Una anciana que llevaba una pesada canasta, con sus vestidos algo raídos y sandalias llenas de barro, le preguntó:
-Buen hombre, parece algo perdido. ¿Puedo ayudarlo?
La pobre no era muy indicada para asesorarlo sobre su travesía.
Sin darle demasiada importancia, le dijo: -No, gracias- y empezó a caminar por el sendero que parecía más transitado.
La anciana agachó la cabeza, mientras el hombre siguió caminando sin mirar hacia atrás.
Ya comenzaba a caer la noche y el hombre se encontró que el camino terminaba en un acantilado del que se veía colgar un pequeño puente.
Mientras se acercaba, se dio cuenta que no podría cruzar porque los maderos que aún colgaban estaban demasiado deteriorados.
Entonces decidió acampar cerca del lugar para pasar la noche, ya que estaba oscuro para volver.
No podía sin embargo conciliar el sueño, estaba enojado por su mala suerte.
Al amanecer se dispuso a regresar y probar por el otro camino.
Tenía hambre y sed, pero no encontraba ningún fruto en los árboles que le dieran sustento, mas siguió caminando.
Al llegar a la bifurcación de los caminos, volvió a encontrarse con la anciana e intrigado comentó:
-Señora, no me diga que el otro camino tampoco conduce a ningún sitio.
La mujer le contestó: -Sí, buen hombre, ese camino conduce al valle de la abundancia.
El hombre volvió a decir: ¡Ah! ¿Usted ya está regresando de allí?.
La anciana le contestó: -Hace mucho tiempo que he regresado de allí, sólo estoy aquí cada día para ayudar a los peregrinos.
La mujer sacó una manzana de su canasta y la ofreció al caminante que agradecido sonrió y saludó cortesmente.
Nadie puede elegir por ti el camino pero siempre encontraremos señales que nos ayuden a tomar la mejor decisión.
"Anda cauto y sin prejuzgar ya que nadie se cruza en tu vida por casualidad".
La mujer le contestó: -Sí, buen hombre, ese camino conduce al valle de la abundancia.
El hombre volvió a decir: ¡Ah! ¿Usted ya está regresando de allí?.
La anciana le contestó: -Hace mucho tiempo que he regresado de allí, sólo estoy aquí cada día para ayudar a los peregrinos.
La mujer sacó una manzana de su canasta y la ofreció al caminante que agradecido sonrió y saludó cortesmente.
Nadie puede elegir por ti el camino pero siempre encontraremos señales que nos ayuden a tomar la mejor decisión.
"Anda cauto y sin prejuzgar ya que nadie se cruza en tu vida por casualidad".
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26 enero 2015
Altruismo ante la Violencia
Casí todos los días ocurre una masacre en algún lugar del mundo. Hace
unos días el mundo se vió conmovido por el asesinato de 17 personas
incluyendo a 12 periodistas y colaboradores de la revista satírica
francesa “Charlie Hebdo” en París.
En su trágico delirio los perpetradores de la violencia conmúnmente se perciben a sí mismos como las víctimas y declaran haber sido “humillados”. Pueden ser personas las cuales sus vecinos y parientes describen como “normales” o aún más “personas agradables”. Se tornan ultra violentos a medida que su frustración crece y sus ideologías extremistas llenan el vacío en sus vidas y les ofrece una justificación moral falsa de sus actos. Estos sentimientos pueden surgir al no sentirse integrados a la sociedad, recibir poca empatía, un entendimiento equivocado de sus creencias y valores y no tener acceso a una educación adecuada.
La educación no es solo aprender a leer y escribir; se trata también de educar y ayudar a la gente joven a convertirse en buenos seres humanos. Como decía Aristófanes, “La educación es como el encender una flama, no el llenado de un recipiente.” Aunque los perpetradores de la violencia pueden ser apasionados, inteligentes y osados, carecen de las cualidades del corazón: compasión, empatía y altruismo. Sin embargo, cada ser humano tiene el potencial de transformar y desarrollar esas cualidades.
El respeto necesita ser mutuo. Uno no puede esperar que la religión de uno sea respetada a cualquier costo mientras somos intolerantes de las creencias de los demás y cometemos actos violentos cuando nos sentimos ofendidos. Para ser capaces de disfrutar las libertades fundamentales consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos no podemos ser esclavos de cualquier dogma. Cada uno de nosotros deberíamos de ser libres de proseguir nuestro camino intelectual o espiritual y ser capaces de respetar el que los demás prosigan su camino, sean creyentos o no, religiosos o ateos.
En una reunión de representantes de diversas religiones a la cual atendí durante el Foro Mundial Económico de Davos el Arzobispo Desmond Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz, declaró: “No conozco una religión que permita el matar.” Fue muy revelador que otros líderes religiosos se negaron a respaldar esta idea de Tutu.
Yo sugiero de manera muy humilde que los líderes religiosos, de manera unánime, emitan una declaración en la cual recuerde a sus seguidores la verdad imperativa dentro de la declaración de Tutu. Si las religiones simplemente practicaran el “Trata a los demás como quieres ser tratado”, la humanidad sería mucho mejor.
No hay religión que se libre en este respecto, ni siquiera el budismo ya que, como se ejemplificó con la persecución de los musulmanes en las aldeas de Birmania a manos de monjes budistas, o más bien, ex-monjes ya que en el momento que un monje mata o alienta a alguien más a matar ya ha violado sus votos monásticos. Esto es imperdonable. El Dalai Lama ha repetido incesantemente que, de acuerdo al Budismo, no hay justificaciones para el uso de la violencia.
Como se ha dicho frecuentemente, si todos viviéramos bajo la premisa de “ojo por ojo, diente por diente”, el mundo estaría ciego y chimuelo.
El verdadero altruismo se asocia con apertura, tolerancia y respeto hacia los demás. Nos motiva a ayudar a otros y esforzarnos a aliviar su sufrimiento. La benevolencia hacia otros crea una situación de ganar-ganar.
En un tiempo de retos mundiales, el altruismo es una necesidad más urgente que nunca. Emprendamos un camino espiritual o no, nuestra primer tarea para con nosotros es el convertirnos en mejores seres humanos.
Matthieu Ricard
En su trágico delirio los perpetradores de la violencia conmúnmente se perciben a sí mismos como las víctimas y declaran haber sido “humillados”. Pueden ser personas las cuales sus vecinos y parientes describen como “normales” o aún más “personas agradables”. Se tornan ultra violentos a medida que su frustración crece y sus ideologías extremistas llenan el vacío en sus vidas y les ofrece una justificación moral falsa de sus actos. Estos sentimientos pueden surgir al no sentirse integrados a la sociedad, recibir poca empatía, un entendimiento equivocado de sus creencias y valores y no tener acceso a una educación adecuada.
La educación no es solo aprender a leer y escribir; se trata también de educar y ayudar a la gente joven a convertirse en buenos seres humanos. Como decía Aristófanes, “La educación es como el encender una flama, no el llenado de un recipiente.” Aunque los perpetradores de la violencia pueden ser apasionados, inteligentes y osados, carecen de las cualidades del corazón: compasión, empatía y altruismo. Sin embargo, cada ser humano tiene el potencial de transformar y desarrollar esas cualidades.
El respeto necesita ser mutuo. Uno no puede esperar que la religión de uno sea respetada a cualquier costo mientras somos intolerantes de las creencias de los demás y cometemos actos violentos cuando nos sentimos ofendidos. Para ser capaces de disfrutar las libertades fundamentales consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos no podemos ser esclavos de cualquier dogma. Cada uno de nosotros deberíamos de ser libres de proseguir nuestro camino intelectual o espiritual y ser capaces de respetar el que los demás prosigan su camino, sean creyentos o no, religiosos o ateos.
En una reunión de representantes de diversas religiones a la cual atendí durante el Foro Mundial Económico de Davos el Arzobispo Desmond Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz, declaró: “No conozco una religión que permita el matar.” Fue muy revelador que otros líderes religiosos se negaron a respaldar esta idea de Tutu.
Yo sugiero de manera muy humilde que los líderes religiosos, de manera unánime, emitan una declaración en la cual recuerde a sus seguidores la verdad imperativa dentro de la declaración de Tutu. Si las religiones simplemente practicaran el “Trata a los demás como quieres ser tratado”, la humanidad sería mucho mejor.
No hay religión que se libre en este respecto, ni siquiera el budismo ya que, como se ejemplificó con la persecución de los musulmanes en las aldeas de Birmania a manos de monjes budistas, o más bien, ex-monjes ya que en el momento que un monje mata o alienta a alguien más a matar ya ha violado sus votos monásticos. Esto es imperdonable. El Dalai Lama ha repetido incesantemente que, de acuerdo al Budismo, no hay justificaciones para el uso de la violencia.
Como se ha dicho frecuentemente, si todos viviéramos bajo la premisa de “ojo por ojo, diente por diente”, el mundo estaría ciego y chimuelo.
El verdadero altruismo se asocia con apertura, tolerancia y respeto hacia los demás. Nos motiva a ayudar a otros y esforzarnos a aliviar su sufrimiento. La benevolencia hacia otros crea una situación de ganar-ganar.
En un tiempo de retos mundiales, el altruismo es una necesidad más urgente que nunca. Emprendamos un camino espiritual o no, nuestra primer tarea para con nosotros es el convertirnos en mejores seres humanos.
Matthieu Ricard
24 enero 2015
Caminar hacia una fuente...
—¡Buenos días! —dijo el principito.
—¡Buenos días! —respondió el comerciante.
Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya
no se sienten ganas de beber.
—¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito.
—Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se
ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
—¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
—Lo que cada uno quiere... "
"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos —pensó el principito— caminaría suavemente hacia
una fuente..."
El principito
Antoine de Saint-Exupéry
—¡Buenos días! —respondió el comerciante.
Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya
no se sienten ganas de beber.
—¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito.
—Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se
ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
—¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
—Lo que cada uno quiere... "
"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos —pensó el principito— caminaría suavemente hacia
una fuente..."
El principito
Antoine de Saint-Exupéry
23 enero 2015
El perdón
Un día, San Francisco trabajaba en el jardín cavando la tierra y arrancando las malas hierbas. Lo hacía con gran vigor. Estaba muy concentrado. Alguien cercano le preguntó qué haría su supiera que iba a morir esa misma tarde. Él contestó: "terminaría de limpiar mi jardín con el azadón". San Francisco tenía un corazón ligero, totalmente libre y en paz.
Cuando no guardas rencores dentro de ti, cuando no te aferras a la irritación por el comportamiento de otras personas, cuando no acumulas frustración por situaciones que salen de tu control, entonces experimentas ligereza. La tranquilidad fluye por tu organismo. No hay nada que la detenga, nada con que se enganche, nada que la obstruya.
¿Cuál es el poder benevolente que lava la mala voluntad y mantiene la santidad en el recinto del alma? Es el perdón. Así de sencillo. A fin de tener entusiasmo y sentirte lo suficientemente libre para cantar la gloria de Dios, tu naturaleza necesita llenarse de la actitud, de la postura interior del perdón constante. Mientras seas incapaz de perdonarte a ti mismo y a otros, no podrás reconocer el amor profundo que habita en el corazón.
Aquel que puede perdonar fácilmente es capaz de apreciar la belleza divina en todas partes.
Orar por el perdón del Señor es una forma de adoración que surge de manera natural en todo ser humano. La gente quiere ser perdonada para seguir adelante, así que se vuelve hacia Aquel cuyo perdón es infalible. La plegaria misma se convierte en la fuerza que purifica. Lleva al devoto a lo profundo de su corazón, a lo profundo de su alma, donde encuentra una inmensa paz y la absolución de sus pecados y fallas. Siente la gracia de Dios fluyendo por todo su ser y sabe, sin lugar a dudas, que su plegaria ha sido respondida.
En algún momento u otro, la mayoría de la gente se ha puesto de rodillas y se ha entregado completamente al Poder divino, se ha abierto totalmente ante Dios. Cada devoto en el mundo sabe lo liberadora que es esta experiencia: entregarte al Señor con toda tu fuerza. Eres tan absolutamente libre que puedes beber la ambrosía del corazón y vivir desde ese espacio de energía palpitante. Lleno de entusiasmo en la presencia de Dios, eres capaz de apreciar la dulzura y la bondad que siempre te rodean.
La compasión de Dios es insondable, y aun así, de algún modo, la comprendemos. Entendemos que su compasión puede erradicar los pecados más tenaces y oscuros. La mano reconfortante de Dios puede calmar un corazón que arde; pero ¿y tú? ¿Eres tú capaz de perdonar? ¿Puedes tú perdonarte a ti mismo? ¿Eres capaz de perdonar a otros? Las palabras "te perdono" ¿son suficientes? ¿Y tus pensamientos? ¿Y tus sentimientos? ¿Te aferras secretamente a tus rencores y recuerdos, o los sueltas? ¿Qué significa realmente perdonar?
Y aún si eres capaz de perdonar, ¿significa eso que la otra persona nunca te volverá a herir? ¿Hay alguna garantía de que esa persona nunca volverá a aprovecharse de ti? ¿Significa eso que debes presentarte como una víctima y vivir para siempre de esa manera?
Cuando realmente examinas tu corazón, comienzas a vivir desde un lugar que es sagrado y muy grato a Dios. Ese lugar tiene que ser protegido en todo momento. A menudo, la gente dice que después de cantar el nombre de Dios o después de meditar, su corazón está abierto y se siente vulnerable. Es importante que protejas esta apertura del corazón, que protejas la santidad de tu propio corazón. No quieras cerrarlo solo porque crees que el mundo es perverso. Si cierras tu corazón te privas de beber la ambrosía, de experimentar el éxtasis de Dios. Por eso la apertura del corazón debe ser protegida. Para ser clemente debes ser también muy fuerte, debes ser capaz de mantenerte firme en tus verdaderas creencias.
Cuando ofreces un perdón puro, esto no sustituye la necesidad de que el arrepentimiento surja en el corazón de la otra persona. El mero hecho de que seas capaz de perdonar a alguien, no lo exime de sus necesidad de enfrentarse a sus malas acciones. Cada persona debe hacer su propio trabajo interior. El perdón no es echar una manta abrigadora por encima de alguien y decirle: "está bien. De veras, está bien". No. Cada persona tiene que pasar por el fuego del arrepentimiento.
El arrepentimiento es una contemplación profunda. Es entrar en el lugar sagrado de tu propia alma, adentrarte en las profundidades de tu interior donde nadie más tiene acceso, sino tú y Dios. Hay un lugar dentro de ti que es puro, sagrado y tranquilo. Solo tú y Dios pueden ir allí, y nadie más tiene acceso al recinto más interno de tu alma. Si tu perdón impide o frustra el arrepentimiento de la otra persona, su contemplación profunda, entonces no es un perdón puro. Es complicidad. Desde luego, aquel que perdona debe abandonar algo: el sentimiento de ser la víctima de la persona que ha hecho algo perjudicial.
Para perdonar necesitas tener la valentía de examinar tus pensamientos, sentimientos y acciones, y las consecuencias que producen. Después, debes tomar la firme resolución de superarlos: no cegándote ni aferrándote a ellos. Necesitas tener el poder para soltarlos: se los entregas a Dios. Así que el perdón no reemplaza al arrepentimiento, ni solo enjuga las lágrimas. Mejor dicho, sin el regalo del perdón, el arrepentimiento no está completo.
El modo de recibir el perdón es aceptarlo como un momento crucial en tu vida. Debe darte un giro y colocarte en un camino mejor. Sólo entonces habrás aceptado en verdad el perdón, solo entonces habrás otorgado en verdad tu perdón. El perdón verdadero abre el camino de la luz. Te lleva más cerca de Dios, de tu propio corazón.
Recuerda, no puedes realmente perdonar a alguien y seguir aferrándote a las memorias de viejos rencores. ¿Por qué? Porque una hermosa alquimia ocurre dentro de aquel que perdona, y también dentro del que es perdonado. Tan pronto como perdonas, los rencores se disuelven. Una vez que perdonas, en verdad se produce una gran alquimia dentro de ti y te sientes muy libre y muy bien. Te abres a la gracias, y la gracia llega a raudales a tu vida.
Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)
Cuando no guardas rencores dentro de ti, cuando no te aferras a la irritación por el comportamiento de otras personas, cuando no acumulas frustración por situaciones que salen de tu control, entonces experimentas ligereza. La tranquilidad fluye por tu organismo. No hay nada que la detenga, nada con que se enganche, nada que la obstruya.
¿Cuál es el poder benevolente que lava la mala voluntad y mantiene la santidad en el recinto del alma? Es el perdón. Así de sencillo. A fin de tener entusiasmo y sentirte lo suficientemente libre para cantar la gloria de Dios, tu naturaleza necesita llenarse de la actitud, de la postura interior del perdón constante. Mientras seas incapaz de perdonarte a ti mismo y a otros, no podrás reconocer el amor profundo que habita en el corazón.
Aquel que puede perdonar fácilmente es capaz de apreciar la belleza divina en todas partes.
Orar por el perdón del Señor es una forma de adoración que surge de manera natural en todo ser humano. La gente quiere ser perdonada para seguir adelante, así que se vuelve hacia Aquel cuyo perdón es infalible. La plegaria misma se convierte en la fuerza que purifica. Lleva al devoto a lo profundo de su corazón, a lo profundo de su alma, donde encuentra una inmensa paz y la absolución de sus pecados y fallas. Siente la gracia de Dios fluyendo por todo su ser y sabe, sin lugar a dudas, que su plegaria ha sido respondida.
En algún momento u otro, la mayoría de la gente se ha puesto de rodillas y se ha entregado completamente al Poder divino, se ha abierto totalmente ante Dios. Cada devoto en el mundo sabe lo liberadora que es esta experiencia: entregarte al Señor con toda tu fuerza. Eres tan absolutamente libre que puedes beber la ambrosía del corazón y vivir desde ese espacio de energía palpitante. Lleno de entusiasmo en la presencia de Dios, eres capaz de apreciar la dulzura y la bondad que siempre te rodean.
La compasión de Dios es insondable, y aun así, de algún modo, la comprendemos. Entendemos que su compasión puede erradicar los pecados más tenaces y oscuros. La mano reconfortante de Dios puede calmar un corazón que arde; pero ¿y tú? ¿Eres tú capaz de perdonar? ¿Puedes tú perdonarte a ti mismo? ¿Eres capaz de perdonar a otros? Las palabras "te perdono" ¿son suficientes? ¿Y tus pensamientos? ¿Y tus sentimientos? ¿Te aferras secretamente a tus rencores y recuerdos, o los sueltas? ¿Qué significa realmente perdonar?
Y aún si eres capaz de perdonar, ¿significa eso que la otra persona nunca te volverá a herir? ¿Hay alguna garantía de que esa persona nunca volverá a aprovecharse de ti? ¿Significa eso que debes presentarte como una víctima y vivir para siempre de esa manera?
Cuando realmente examinas tu corazón, comienzas a vivir desde un lugar que es sagrado y muy grato a Dios. Ese lugar tiene que ser protegido en todo momento. A menudo, la gente dice que después de cantar el nombre de Dios o después de meditar, su corazón está abierto y se siente vulnerable. Es importante que protejas esta apertura del corazón, que protejas la santidad de tu propio corazón. No quieras cerrarlo solo porque crees que el mundo es perverso. Si cierras tu corazón te privas de beber la ambrosía, de experimentar el éxtasis de Dios. Por eso la apertura del corazón debe ser protegida. Para ser clemente debes ser también muy fuerte, debes ser capaz de mantenerte firme en tus verdaderas creencias.
Cuando ofreces un perdón puro, esto no sustituye la necesidad de que el arrepentimiento surja en el corazón de la otra persona. El mero hecho de que seas capaz de perdonar a alguien, no lo exime de sus necesidad de enfrentarse a sus malas acciones. Cada persona debe hacer su propio trabajo interior. El perdón no es echar una manta abrigadora por encima de alguien y decirle: "está bien. De veras, está bien". No. Cada persona tiene que pasar por el fuego del arrepentimiento.
El arrepentimiento es una contemplación profunda. Es entrar en el lugar sagrado de tu propia alma, adentrarte en las profundidades de tu interior donde nadie más tiene acceso, sino tú y Dios. Hay un lugar dentro de ti que es puro, sagrado y tranquilo. Solo tú y Dios pueden ir allí, y nadie más tiene acceso al recinto más interno de tu alma. Si tu perdón impide o frustra el arrepentimiento de la otra persona, su contemplación profunda, entonces no es un perdón puro. Es complicidad. Desde luego, aquel que perdona debe abandonar algo: el sentimiento de ser la víctima de la persona que ha hecho algo perjudicial.
Para perdonar necesitas tener la valentía de examinar tus pensamientos, sentimientos y acciones, y las consecuencias que producen. Después, debes tomar la firme resolución de superarlos: no cegándote ni aferrándote a ellos. Necesitas tener el poder para soltarlos: se los entregas a Dios. Así que el perdón no reemplaza al arrepentimiento, ni solo enjuga las lágrimas. Mejor dicho, sin el regalo del perdón, el arrepentimiento no está completo.
El modo de recibir el perdón es aceptarlo como un momento crucial en tu vida. Debe darte un giro y colocarte en un camino mejor. Sólo entonces habrás aceptado en verdad el perdón, solo entonces habrás otorgado en verdad tu perdón. El perdón verdadero abre el camino de la luz. Te lleva más cerca de Dios, de tu propio corazón.
Recuerda, no puedes realmente perdonar a alguien y seguir aferrándote a las memorias de viejos rencores. ¿Por qué? Porque una hermosa alquimia ocurre dentro de aquel que perdona, y también dentro del que es perdonado. Tan pronto como perdonas, los rencores se disuelven. Una vez que perdonas, en verdad se produce una gran alquimia dentro de ti y te sientes muy libre y muy bien. Te abres a la gracias, y la gracia llega a raudales a tu vida.
Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)
22 enero 2015
Sólo por hoy
Sólo por hoy trataré de pasar el día sin esperar resolver el problema de toda mi vida en un momento. Sólo durante doce horas puedo proponerme hacer algo que me espantaría, si creyera tener que seguir haciéndolo durante toda la vida.
Sólo por hoy seré feliz. Esta verdad que dijo Abraham Lincoln: "Casi todo el mundo es tan feliz como se lo propone", hoy la pondré en práctica.
Sólo por hoy me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré la "suerte" como venga y me acoplaré a ella.
Sólo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo últil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.
Sólo por hoy ejercitaré mi alma de tres formas: Le haré un bien a alguien sin esperar recompensa, y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto no contaría. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo como ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos; puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.
Sólo por hoy seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda, vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortesmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
Sólo por hoy tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.
Sólo por hoy no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que de.
Sólo por hoy seré feliz. Esta verdad que dijo Abraham Lincoln: "Casi todo el mundo es tan feliz como se lo propone", hoy la pondré en práctica.
Sólo por hoy me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré la "suerte" como venga y me acoplaré a ella.
Sólo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo últil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.
Sólo por hoy ejercitaré mi alma de tres formas: Le haré un bien a alguien sin esperar recompensa, y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto no contaría. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo como ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos; puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.
Sólo por hoy seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda, vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortesmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
Sólo por hoy tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.
Sólo por hoy no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que de.
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16 enero 2015
Un nuevo día
A todos los afligidos, a los incomprendidos
A todos ustedes, los inadaptados, discriminados, bichos raros y fracasados de este mundo
A todos aquellos de los que se mofan, que son aporreados, puestos en ridículo y crucificados
A todos ustedes, poetas desilusionados y locos visionarios
A todos aquellos cuyos mundos están cayendo a pedazos
A todos aquellos que han buscado la Luz por tanto tiempo y aún se sienten tan alejados
A todos aquellos cuyos inamovibles absolutos se han disuelto en lo relativo
A todos aquellos cuyos corazones están ardiendo
A todos aquellos cuyos sueños han caído en pedazos hasta el suelo
A todos aquellos que han dado todo por la verdad
A todos aquellos que han tomado el camino de la crucifixión en lugar de la comodidad mundana
A todos ustedes que están ahí afuera, en la oscuridad
Yo los saludo
Hay tanta dignidad en aquello por lo que están pasando
La vida les ha llamado a sentir la más profunda clase de confianza en su propia experiencia
No se alejen
Ésta es su única invitación
Desde la perspectiva cósmica, nada ha salido mal
Sólo lo falso puede morir
Desde la perspectiva del corazón siempre es un nuevo día
Su belleza es su estropeada perfección
Camino con ustedes, mi perfectamente estropeada familia.
Jeff Foster
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14 enero 2015
Botón para borrar el estrés
Imagina que hay un botón en el centro de tu palma que está conectado directamente a tu cerebro. Este es el botón de borrado. Cuando lo aprietas, envía una señal que detiene el pensamiento estresante y preocupado. Así que vamos a jugar. Imagínate ansioso y comienza a tener pensamientos pesimistas que podrían generar fácilmente un pensamiento catastrófico. Luego recuerda el botón de borrado. Coloca la mano izquierda frente a ti, con la palma hacia arriba. Presiona con la mano derecha el botón en el centro de la palma sin detenerte. Al hacer esto, imagina una señal eléctrica que viaja al cerebro inferior y aquieta la charla negativa y preocupante.
A continuación, te haces consciente de tu respiración y cuentas hasta tres, viendo cada número con un color.
Toma una respiración, cuenta "1", y ves el número en rojo.
Toma una segunda respiración, cuenta "2", y lo ves en azul.
Toma una tercera respiración, cuenta "3", y lo ves en verde.
Al exhalar el último aliento, regresa al momento presente, aquí y ahora, y relájate, déjate ir completamente. En silencio, vuelve a comprometerte con la situación y elige conscientemente estar en paz. La parte del cerebro primitivo a cargo de las reacciones del estrés se desarrolla plenamente en un ser humano a los dos años. La inteligencia del cerebro primitivo está al nivel de un niño de dos años. Cuando una persona preocupada se impacienta sobre el asunto más pequeño, a menudo decimos que está actuando como un niño de dos años de edad. Con esta práctica distraes esos pensamientos. Contar hasta "3" y ver los números con colores es una forma de distracción. Cuando estamos preocupados o bajo estrés, lo único que vemos son problemas. Pero una vez que hemos calmado al cerebro, el control pasará del cerebro inferior al superior donde la inteligencia elimina la preocupación. Empezamos a ver soluciones. Esta sencilla herramienta es un poderoso primer paso para volver a cablear el cerebro en el punto de inicio.
13 enero 2015
La paciencia
Si hay una gran lección que aprender en este mundo, es la paciencia.
La paciencia no consiste en apretar los dientes y esperar el momento más oportuno para entrar en acción. No es mantenerse quieto como un cazador que espera a que la presa se ponga en la mira. La paciencia no consiste en esperar el momento oportuno para que tus deseos puedan cumplirse. Todas estas perspectivas han dado a la paciencia una reputación muy poco atractiva.
Paciencia no es solo otra forma de decir: "Cálmate" o "estate quieto". Cuando la usas de ese modo, no te deja ningún espacio para analizar lo que realmente está pasando por dentro. ¿Cuáles son las cuestiones más profundas que estás intentando sofocar en nombre de la paciencia? ¿Por qué piensas y te comportas de cierta manera? ¿Por que parece que pierdes los estribos?
Si crees que la paciencia es un premio de consolación o una receta para la venganza, nunca podrás cultivar plenamente esta virtud. El hecho es que la paciencia en verdad te fortalece. La paciencia es una noble cualidad. La paciencia es una expresión interior de gran libertad y gran fuerza. La paciencia es el poder vivificante del entusiasmo. Te da tiempo para reconocer la presencia de Dios en este universo.
La paciencia está muy relacionada con la disciplina y es el resultado de una profunda fe en Dios, de la consciencia de que yo soy de Dios y Dios es mío, de que Él no me abandonará en ninguna situación, de que siempre me va a proteger y a guiar.
La paciencia adquiere un significado completamente distinto cuando lo relacionamos con otra cualidad espiritual aún más grande. La fe es muy bella en sí misma. Nos recuerda que la paciencia brota de un noble reino. Surge desde lo profundo del corazón. No es un instrumento que utilizas para reprender a otros ni para salirte con la tuya. La paciencia es una parte esencial del proceso de acercamiento a Dios. A fin de alcanzar la paciencia, debes practicarla en forma diligente.
Encontrarás a Dios en tu paciencia.
Cuando te apresuras solo para quitarte algo de encima y acabar con ello, sacrificas la belleza del proceso. ¿No es la paciencia lo que te permite saborear todas las sutilezas y los detalles de tus finos esfuerzos? Cuando una tarea se efectúa con paciencia, ¿no se vuelve más significativa?
Cuando ejercitas la paciencia, le estás dando a algo el debido respeto, y le estás permitiendo desarrollarse a su propio tiempo y a su propio ritmo. La paciencia es entonces un hábito cuyo cultivo es muy aconsejable. No es algo que adquieras externamente y lleves como un adorno. Tú dejas que esta joya emerja desde tu propio ser y resplandezca. La capacidad de tener paciencia reside dentro de ti. Todo lo que tienes que hacer es aprender a darle un buen uso. Esto es lo más grande sobre las virtudes. A medida que les das un buen uso, más rápido crecen, y tú disfrutas aún más plenamente de sus frutos.
Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)
La paciencia no consiste en apretar los dientes y esperar el momento más oportuno para entrar en acción. No es mantenerse quieto como un cazador que espera a que la presa se ponga en la mira. La paciencia no consiste en esperar el momento oportuno para que tus deseos puedan cumplirse. Todas estas perspectivas han dado a la paciencia una reputación muy poco atractiva.
Paciencia no es solo otra forma de decir: "Cálmate" o "estate quieto". Cuando la usas de ese modo, no te deja ningún espacio para analizar lo que realmente está pasando por dentro. ¿Cuáles son las cuestiones más profundas que estás intentando sofocar en nombre de la paciencia? ¿Por qué piensas y te comportas de cierta manera? ¿Por que parece que pierdes los estribos?
Si crees que la paciencia es un premio de consolación o una receta para la venganza, nunca podrás cultivar plenamente esta virtud. El hecho es que la paciencia en verdad te fortalece. La paciencia es una noble cualidad. La paciencia es una expresión interior de gran libertad y gran fuerza. La paciencia es el poder vivificante del entusiasmo. Te da tiempo para reconocer la presencia de Dios en este universo.
La paciencia está muy relacionada con la disciplina y es el resultado de una profunda fe en Dios, de la consciencia de que yo soy de Dios y Dios es mío, de que Él no me abandonará en ninguna situación, de que siempre me va a proteger y a guiar.
La paciencia adquiere un significado completamente distinto cuando lo relacionamos con otra cualidad espiritual aún más grande. La fe es muy bella en sí misma. Nos recuerda que la paciencia brota de un noble reino. Surge desde lo profundo del corazón. No es un instrumento que utilizas para reprender a otros ni para salirte con la tuya. La paciencia es una parte esencial del proceso de acercamiento a Dios. A fin de alcanzar la paciencia, debes practicarla en forma diligente.
Encontrarás a Dios en tu paciencia.
Cuando te apresuras solo para quitarte algo de encima y acabar con ello, sacrificas la belleza del proceso. ¿No es la paciencia lo que te permite saborear todas las sutilezas y los detalles de tus finos esfuerzos? Cuando una tarea se efectúa con paciencia, ¿no se vuelve más significativa?
Cuando ejercitas la paciencia, le estás dando a algo el debido respeto, y le estás permitiendo desarrollarse a su propio tiempo y a su propio ritmo. La paciencia es entonces un hábito cuyo cultivo es muy aconsejable. No es algo que adquieras externamente y lleves como un adorno. Tú dejas que esta joya emerja desde tu propio ser y resplandezca. La capacidad de tener paciencia reside dentro de ti. Todo lo que tienes que hacer es aprender a darle un buen uso. Esto es lo más grande sobre las virtudes. A medida que les das un buen uso, más rápido crecen, y tú disfrutas aún más plenamente de sus frutos.
Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)
09 enero 2015
Convertir la basura en flores
Ser conscientes de nuestra celosía, nuestros juicios y nuestro miedo es un paso positivo hacia la aceptación. Cuando nos aceptamos como somos, ya no necesitamos luchar para cambiarnos. El momento en el que somos conscientes de que somos demasiado críticos con nosotros mismos y aceptamos nuestras semillas negativas, nos lleva a un progreso. Las personas que no son conscientes de sus energías negativas tendrán dificultades para progresar.
Aun así, luchar para incrementar nuestra compasión no significa que de repente sólo haya elementos positivos en nuestro interior. Si esto ocurre, no será necesaria la práctica. Es precisamente porque tenemos semillas de energías negativas en nuestro interior por lo que continuamos la práctica.
La práctica es fácil: simplemente, sea consciente de las energías negativas, y cultivando esta consciencia, dará pasos firmes en el camino. No es necesario el conflicto.
Practicamos como la flor de loto y el barro. La flor de loto no piensa: "No quiero el barro". La flor de loto sabe que puede florecer tan bella sólo gracias al barro. Para nosotros, ocurre lo mismo. Tenemos semillas negativas en nuestro interior, el elemento del barro; si sabemos cómo aceptarlo, nos aceptamos a nosotros mismos. La flor de loto no necesita deshacerse del barro. Sin barro, moriría.
Si no tenemos deshechos, no podemos florecer. No deberíamos juzgarnos, ni juzgar a los demás. Sólo necesitamos practicar la aceptación y así progresar sin lucha. El proceso de transformación y sanación requiere prácticas continuadas. Producimos basura cada día, y por este motivo necesitamos practicar continuamente para cuidarnos de nuestra basura y convertirla en flores.
Thich Nhat Hanh
Aun así, luchar para incrementar nuestra compasión no significa que de repente sólo haya elementos positivos en nuestro interior. Si esto ocurre, no será necesaria la práctica. Es precisamente porque tenemos semillas de energías negativas en nuestro interior por lo que continuamos la práctica.
La práctica es fácil: simplemente, sea consciente de las energías negativas, y cultivando esta consciencia, dará pasos firmes en el camino. No es necesario el conflicto.
Practicamos como la flor de loto y el barro. La flor de loto no piensa: "No quiero el barro". La flor de loto sabe que puede florecer tan bella sólo gracias al barro. Para nosotros, ocurre lo mismo. Tenemos semillas negativas en nuestro interior, el elemento del barro; si sabemos cómo aceptarlo, nos aceptamos a nosotros mismos. La flor de loto no necesita deshacerse del barro. Sin barro, moriría.
Si no tenemos deshechos, no podemos florecer. No deberíamos juzgarnos, ni juzgar a los demás. Sólo necesitamos practicar la aceptación y así progresar sin lucha. El proceso de transformación y sanación requiere prácticas continuadas. Producimos basura cada día, y por este motivo necesitamos practicar continuamente para cuidarnos de nuestra basura y convertirla en flores.
Thich Nhat Hanh
08 enero 2015
La vida es un arma de dos filos
Hoy he sido testigo de la montaña rusa emocional de un ser humano enfermo y quebrado por la vida. Primero participé de su inmensa alegría y después de la tristeza más profunda. La dicha inesperada duró apenas unas horas. La amargura llegó también de repente, de la mano de alguien muy cercano a esta persona que, de un sablazo, desplumó esa felicidad efímera amparándose en la aséptica realidad.
Nadie tiene espacio entre esas dos almas tan cercanas como para juzgar, criticar o interpretar su día a día, sus porqués y sus razones. Nadie pasa 24 horas al día con el otro como lo hacen ellos, bajo circunstancias complicadas y dolorosas, viendo como la energía y la salud se van esfumando poco a poco y cómo el desgaste de la enfermedad se va instalando cómodamente. Nadie como ellos dedica los días a buscar dónde poner la atención y pasa las noches en vela atrayendo al sueño de todas las maneras posibles.
La vida es a menudo un arma de doble filo: suave, roma y bien pulida por un lado, afilada, hiriente y fría por el otro. Y a veces, los dolores más incisivos llegan asestados por alguien muy querido. Recuerdo a un profesor que, cuando nos veía llorar avergonzados por las reprimendas que nos dedicaba, nos decía alto y fuerte: “¡Quién bien te quiere te hará llorar!” Jamás pude entender aquello. De hecho siempre sentí que aquel pobre hombre ni nos quería a nosotros lo más mínimo ni se quería a sí mismo. Hoy soy mayor y sé que nadie que me quiera bien puede hacerme llorar de dolor a sabiendas de que me va a herir, y que ningún aprendizaje valioso va a venir de manos de una puñalada en el pecho asestada por quien yo más quiero. Eso no es amor. Eso es frustración, reproche, ira, enfado, rencor, egoísmo… Amor no.
Hay maneras y maneras de decir las cosas. Vomitarlas a bocajarro es sólo una de ellas y no necesariamente la más beneficiosa. La realidad puede ser dura, terrible, tremendamente incisiva y sin embargo podemos presentarla de un modo amable y tierno para que el golpe llegue amortiguado. Podemos revestirla de palabras suaves, de gestos cálidos, de una actitud respetuosa y serena, eligiendo bien el lugar y el momento. Si podemos comunicarnos con tacto y delicadeza, ¿por qué hacerlo con inquina y con crudeza? Y si el alma o el cuerpo de la persona a la que nos dirigimos están ya de por sí heridos, ¿no deberíamos con más razón afanarnos en la caricia y el cuidado?
Aprendí que hasta las malas noticias se pueden teñir de notas de color. ¿Cómo? Empleando la técnica del sándwich: aportando primero un toque positivo; entregando a continuación lo menos agradable y empleando para ello una formulación lo más afectuosa posible, lo cual no significa caer en la falsedad ni en la mentira; finalmente terminar con otro toque amable de manera que el cierre sea alentador. Entonces hasta la noticia más cruda puede tragarse y digerirse.
Esto se llama también empatía, que según el diccionario de nuestra RAE significa “Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.” Ser empático con el otro es una de las herramientas básicas del coaching que debería ser empleada a diario por todos nosotros.
Si tenemos cuentas pendientes y esa energía bloqueada nos impide mostrarnos empáticos y cuidadosos, tal vez deberíamos sentarnos frente al espejo primero y empezar por acariciarnos a nosotros mismos. El dolor gratuito es innecesario y la ilusión del otro es un delicado tesoro que sólo el amor y el respeto pueden gestionar saludablemente.
Nadie tiene espacio entre esas dos almas tan cercanas como para juzgar, criticar o interpretar su día a día, sus porqués y sus razones. Nadie pasa 24 horas al día con el otro como lo hacen ellos, bajo circunstancias complicadas y dolorosas, viendo como la energía y la salud se van esfumando poco a poco y cómo el desgaste de la enfermedad se va instalando cómodamente. Nadie como ellos dedica los días a buscar dónde poner la atención y pasa las noches en vela atrayendo al sueño de todas las maneras posibles.
La vida es a menudo un arma de doble filo: suave, roma y bien pulida por un lado, afilada, hiriente y fría por el otro. Y a veces, los dolores más incisivos llegan asestados por alguien muy querido. Recuerdo a un profesor que, cuando nos veía llorar avergonzados por las reprimendas que nos dedicaba, nos decía alto y fuerte: “¡Quién bien te quiere te hará llorar!” Jamás pude entender aquello. De hecho siempre sentí que aquel pobre hombre ni nos quería a nosotros lo más mínimo ni se quería a sí mismo. Hoy soy mayor y sé que nadie que me quiera bien puede hacerme llorar de dolor a sabiendas de que me va a herir, y que ningún aprendizaje valioso va a venir de manos de una puñalada en el pecho asestada por quien yo más quiero. Eso no es amor. Eso es frustración, reproche, ira, enfado, rencor, egoísmo… Amor no.
Hay maneras y maneras de decir las cosas. Vomitarlas a bocajarro es sólo una de ellas y no necesariamente la más beneficiosa. La realidad puede ser dura, terrible, tremendamente incisiva y sin embargo podemos presentarla de un modo amable y tierno para que el golpe llegue amortiguado. Podemos revestirla de palabras suaves, de gestos cálidos, de una actitud respetuosa y serena, eligiendo bien el lugar y el momento. Si podemos comunicarnos con tacto y delicadeza, ¿por qué hacerlo con inquina y con crudeza? Y si el alma o el cuerpo de la persona a la que nos dirigimos están ya de por sí heridos, ¿no deberíamos con más razón afanarnos en la caricia y el cuidado?
Aprendí que hasta las malas noticias se pueden teñir de notas de color. ¿Cómo? Empleando la técnica del sándwich: aportando primero un toque positivo; entregando a continuación lo menos agradable y empleando para ello una formulación lo más afectuosa posible, lo cual no significa caer en la falsedad ni en la mentira; finalmente terminar con otro toque amable de manera que el cierre sea alentador. Entonces hasta la noticia más cruda puede tragarse y digerirse.
Esto se llama también empatía, que según el diccionario de nuestra RAE significa “Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.” Ser empático con el otro es una de las herramientas básicas del coaching que debería ser empleada a diario por todos nosotros.
Si tenemos cuentas pendientes y esa energía bloqueada nos impide mostrarnos empáticos y cuidadosos, tal vez deberíamos sentarnos frente al espejo primero y empezar por acariciarnos a nosotros mismos. El dolor gratuito es innecesario y la ilusión del otro es un delicado tesoro que sólo el amor y el respeto pueden gestionar saludablemente.
07 enero 2015
La historia de Winston
Por Germán Dehesa..1 de enero de 1991
La culpa de todo la tiene mi amigo Toño que es más ocioso, metiche y manolarga que Hussein, de Iraq. El fue el que se lo encontró tirado agonizante en el camellón de Avenida Universidad a la altura de "El Globo'' (para que luego no digan que no doy detalles precisos).
Ahí estaba hecho bolita, tirado en el pasto y a punto de exhalar su último aliento de colibrí. Ya es tiempo de aclarar que el héroe de esta historia es un diminuto colibrí.
En la inmensa mano de Toño, la damnificada avecilla apenas parece una motita de plumas de la que surge una larga aguja negra. Con tal morfología, la respiración boca a boca, no resultaba factible. Era obvio que el animalito se moría de frío y de hambre.
Lo primero fue proporcionarle calor a través de emisiones de vaho autóctono provisto por el propio Toño. La segunda medida que se tomó para evitar la muerte del pajarillo fue ponerle un nombre.
Es cosa sabida que los seres anónimos mueren con mayor facilidad que aquellos que ya cuentan con esa especie de ancla existencial que es un nombre.
Para mayor seguridad, el agonizante recibió nombre y apellido, se llama: Winston Manjarrez. Si uno es colibrí y se llama Winston Manjarrez prácticamente ya no se puede morir. El puro peso del apellido lo mantiene a uno adosado a la realidad.
Me consta que a partir de tan feliz bautizo, Winston Manjarrez ha ido mejorando día con día en manos de la señora Toño López Viuda de Manjarrez, su dignísima madre.
Winston, como buen colibrí, tiene absoluta debilidad por las sustancias edulcoradas: agua con azúcar, jarabe de granadina, discursos de Colosio, etcétera. Los consume con verdadera fruición y, gracias a tan balanceada dieta, poco a poco ha ido recuperando sus fuerzas y, de hecho, hace unos cuantos días se manifestó dispuesto a iniciar sus prácticas de vuelo.
Las clases de aeronáutica, estabilidad, vuelo rasante, en picada, barrilete y frenajes súbitos han sido la parte más dramática de la educación del susodicho Winston Manjarrez.
Es una bestia. Las primeras veces que fue colocado en un librero y gentilmente empujado al vacío, cayó como costal de papas. Hubo que pasarle los videoteips de la última visita papal para lograr reanimarlo.
En posteriores intentos, Winston ha ido logrando algo parecido al vuelo. Ustedes imagínense cómo volaría una avioneta construida en la plomería ""La Hormiga'' y así vuela el alumno Manjarrez Winston.
Ahorita está quitadazo de la pena cómodamente instalado en el cable de los focos del camerino "El Unicornio''. Desde ahí nos mira con evidente desprecio, luego voltea a ver a su madre Toño con ostensible ternura y yo, a mi vez, lo miro y de algún modo entiendo que, para nosotros no hay mejor alegoría del Año Nuevo, de la esperanza renacida, que el bueno y fino Winston Manjarrez. Salud!
La culpa de todo la tiene mi amigo Toño que es más ocioso, metiche y manolarga que Hussein, de Iraq. El fue el que se lo encontró tirado agonizante en el camellón de Avenida Universidad a la altura de "El Globo'' (para que luego no digan que no doy detalles precisos).
Ahí estaba hecho bolita, tirado en el pasto y a punto de exhalar su último aliento de colibrí. Ya es tiempo de aclarar que el héroe de esta historia es un diminuto colibrí.
En la inmensa mano de Toño, la damnificada avecilla apenas parece una motita de plumas de la que surge una larga aguja negra. Con tal morfología, la respiración boca a boca, no resultaba factible. Era obvio que el animalito se moría de frío y de hambre.
Lo primero fue proporcionarle calor a través de emisiones de vaho autóctono provisto por el propio Toño. La segunda medida que se tomó para evitar la muerte del pajarillo fue ponerle un nombre.
Es cosa sabida que los seres anónimos mueren con mayor facilidad que aquellos que ya cuentan con esa especie de ancla existencial que es un nombre.
Para mayor seguridad, el agonizante recibió nombre y apellido, se llama: Winston Manjarrez. Si uno es colibrí y se llama Winston Manjarrez prácticamente ya no se puede morir. El puro peso del apellido lo mantiene a uno adosado a la realidad.
Me consta que a partir de tan feliz bautizo, Winston Manjarrez ha ido mejorando día con día en manos de la señora Toño López Viuda de Manjarrez, su dignísima madre.
Winston, como buen colibrí, tiene absoluta debilidad por las sustancias edulcoradas: agua con azúcar, jarabe de granadina, discursos de Colosio, etcétera. Los consume con verdadera fruición y, gracias a tan balanceada dieta, poco a poco ha ido recuperando sus fuerzas y, de hecho, hace unos cuantos días se manifestó dispuesto a iniciar sus prácticas de vuelo.
Las clases de aeronáutica, estabilidad, vuelo rasante, en picada, barrilete y frenajes súbitos han sido la parte más dramática de la educación del susodicho Winston Manjarrez.
Es una bestia. Las primeras veces que fue colocado en un librero y gentilmente empujado al vacío, cayó como costal de papas. Hubo que pasarle los videoteips de la última visita papal para lograr reanimarlo.
En posteriores intentos, Winston ha ido logrando algo parecido al vuelo. Ustedes imagínense cómo volaría una avioneta construida en la plomería ""La Hormiga'' y así vuela el alumno Manjarrez Winston.
Ahorita está quitadazo de la pena cómodamente instalado en el cable de los focos del camerino "El Unicornio''. Desde ahí nos mira con evidente desprecio, luego voltea a ver a su madre Toño con ostensible ternura y yo, a mi vez, lo miro y de algún modo entiendo que, para nosotros no hay mejor alegoría del Año Nuevo, de la esperanza renacida, que el bueno y fino Winston Manjarrez. Salud!
06 enero 2015
El pozo abandonado
Tal vez hayas visto lo que sucede cuando el pozo de una aldea es abandonado; cuando la gente dejar de ir, como la primera cosa de la mañana y otra vez al atardecer, para sacar agua nueva y limpia de la fresca oscuridad de sus profundidades; cuando nadie acude para saciar su sed o sacar agua y llevarla a casa, para beber o cocinar. ¿Qué pasa cuando nadie va al pozo? ¿Permanece limpia el agua? Sí, por un tiempo. Hay un lapso de serenidad y pureza continuada –hasta que ocurre el primer accidente. Tal vez una rama cae en el agua y nadie la retira, o quizá alguien que pasa quiere deshacerse de alguna basura y descuidadamente la echa dentro del pozo. Siempre hay un comienzo, un primer paso hacia una caída, y por lo general es algo muy común, nada dramático.
Pero una vez que el deterioro se instala, tiene su manera de acelerarse. Si la rama del árbol se deja en el agua, se pudre y vuelve al pozo nauseabundo. Si el polvo y las hojas se dejan acumular sobre la superficie del agua, se cuajan. Entonces se incuban mosquitos. La enfermedad pulula. De manera natural, la gente comenzará a tirar basura alrededor de un pozo así. Con el tiempo, los maleantes se asientan en el área. Jamás soñarías con beber el agua de semejante pozo. Darías un rodeo con tal de evitarlo.
Desde luego, podrías preguntar por qué la gente abandonaría, en primer lugar, un pozo tan magnífico. Puede haber toda clase de razones. Alguien pudo haber dicho que había mejor agua en otra parte. Tal vez alguien cavó otro pozo en una ubicación más conveniente. O quizá durante una sequía la gente temió que el pozo pudiera agotarse y perdió el hábito de usarlo. O puede ser que unos vecinos hubieran peleado y hubiesen comenzado a evitar la fuente de agua común, por razones que con el tiempo ellos mismos habrían olvidado. Quizá unos vándalos cortaron la cuerda y robaron el cubo tantas veces que la gente se cansó de reemplazarlos. O tal vez comenzaron rumores: alguien se enfermó y le echó la culpa al agua, alguien fue asaltado allí temprano por la mañana, o quizá alguien vio un fantasma. Las posibilidades son inacabables, pero cuando llegas al fondo de la cuestión, cualquiera que haya sido la causa, el resultado es el abandono; y la triste verdad es que, una vez que comienza el abandono desata un proceso de decadencia que desarrolla su propia aceleración, y es muy difícil detenerlo.
Estamos hablando de pozos y pueblos antiguos, pero a decir verdad, la analogía no es tan distante. Toma un momento ahora y pregúntate: ¿Cuántas veces he abandonado mi propio manantial de entusiasmo, mi propia fuente de alegría, claridad, pureza y renovación? ¿Me alejé alguna vez de la inmaculada fuente de paz que hay dentro de mi? Si lo hice, ¿por qué? ¿Me dejé distraer por placeres fáciles, aunque muy pronto se secaban? ¿Me fui acostumbrando poco a poco a otra fuente de agua que era menos clara, menos pura, hasta que en realidad olvidé el sabor de la fuente verdadera? ¿O tenía miedo ir más profundamente hacia mi interior? ¿Miedo de los depredadores desconocidos que pudieran estar acechando mi interior: recuerdos vergonzosos, dolor o culpabilidad, fantasmas del pasado? ¿O fue algo del exterior que me sedujo a apartarme? ¿Me volví, quizá, un poco holgazán y busqué un pozo más fácil de mantener? ¿Cómo abandoné mi manantial de entusiasmo? ¿Qué me impide ir hacia adentro?
El manantial de entusiasmo es tu derecho innato. Es todo el propósito de tu venida a este mundo. Recurre constantemente a este manantial: experimentarás un tesoro inmenso.
Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)
03 enero 2015
¿Cuál es la diferencia?
¿Qué es lo que hace la diferencia entre un año y el otro?
¿entre un día y el otro?
La pregunta puede parecer tonta y quizás lo es.
Pero cuando miro para atrás mi vida
mis años
mis días
mis minutos previos.
Hay muchos pero muchos que ni siquiera recuerdo, es como si hubiera estado dormido.
Volver a ellos en mi memoria es como tratar de agarrar un trozo de sueño que quiero revivir, solo tengo segmentos, pedazos de memorias, que con frecuencia no conecto con lo que rodeaba ese momento.
Si alguien me pregunta que hice el 4 de Febrero del 2012 o el 9 de octubre del 2007
o que estaba pensando o sintiendo ayer a las 8.23 am.
La verdad podría suponer armar los retazos y de ahí tener una idea que probablemente va a estar lejos de ser precisa.
A menos que sean esos momentos o fechas que marcaron mi vida.
La graduación, el matrimonio, los nacimientos de mis hijos, las muertes de mis queridos, los accidentes o sacudones de vida que no esperamos de los que somos solo sujetos pasivos y que remueven nuestra vida como si fuéramos hojas secas que se lleva el viento.
Hasta que de nuevo encontramos un camino, decidimos un nuevo comienzo sea en los afectos,
en lo económico, en lo profesional, en la salud.
No niego que en muchos de esos momentos he sentido la impotencia, la profunda desesperanza y tiendo a dejar de reconocer todo lo que tengo, a no disfrutar lo que me gusta de mi vida, aquello que he construido y que de diversas maneras aun me queda.
Esta manera de pensar me lleva a decidir, no decidir, a que otros o las circunstancias decidan por mi
En mi caso eso no ha funcionado por tarde o temprano, reconozco que si quiero llegar o tener lo
que quiero tengo que decidirlo, tengo que crearlo, yo mismo. Y entre mas me tarde en decidir y en trabajar por lo que quiero mas difícil ha sido salir de donde no quiero.
¿Como puedo culpar a otros de que no piensan en mi si yo no he pensado en mi ?
¿Como puedo quejarme que la vida no me da lo que quiero, si ni yo mismo he pensado o decidido y menos me he comprometido a crear lo que quiero?
La vida me ha dado la posibilidad de poder crear lo que quiero
el hacerlo depende de mi, el decidir que quiero crear.
Se que si lo decido tengo mil posibilidades de hacerlo ese es mi tesoro, mi privilegio.
Además algo que nunca olvido es cuando he usado esa fuerza esa capacidad de transformar mi realidad.
Cuando me he propuesto metas, Cuando me he comprometido con retos que he sacado adelante
Esos años son inolvidables esos momentos marcan los instantes en los que he estado realmente despierto vivo , consciente de mi vida conectado con lo que tengo y no con lo que no tengo.
Por esto para mi son tan importantes las metas, me dan la dirección son el GPS de mi vida
Me dan el control de mis prioridades.
...y lo mejor construirlas es la aventura de construirme a mi mismo
No importa lo que hagas en tu vida te garantizo que pensar y decidir tus metas hará una gran diferencia en tus días.
Nadie se aterra de que una empresa tenga metas o de tener la meta de darle educacion a los hijos
o pagar las cuentas para mantener la familia.
Pero ¿las metas para ti? ¿Para lo que es importante para ti ?
¿Cual es el tiempo que te das ?
No me refiero a los deseos superficiales que me vaya bien, que no me enferme, que baje de peso...
no eso no son metas son palabras fáciles que te convierten una vez mas en una hoja seca que se lleva el viento.
Por esto quiero invitarte a que te propongas metas para el 2015,
Metas que te comprometas a cumplir y a vivirlas
Carlos Devis
¿entre un día y el otro?
La pregunta puede parecer tonta y quizás lo es.
Pero cuando miro para atrás mi vida
mis años
mis días
mis minutos previos.
Hay muchos pero muchos que ni siquiera recuerdo, es como si hubiera estado dormido.
Volver a ellos en mi memoria es como tratar de agarrar un trozo de sueño que quiero revivir, solo tengo segmentos, pedazos de memorias, que con frecuencia no conecto con lo que rodeaba ese momento.
Si alguien me pregunta que hice el 4 de Febrero del 2012 o el 9 de octubre del 2007
o que estaba pensando o sintiendo ayer a las 8.23 am.
La verdad podría suponer armar los retazos y de ahí tener una idea que probablemente va a estar lejos de ser precisa.
A menos que sean esos momentos o fechas que marcaron mi vida.
La graduación, el matrimonio, los nacimientos de mis hijos, las muertes de mis queridos, los accidentes o sacudones de vida que no esperamos de los que somos solo sujetos pasivos y que remueven nuestra vida como si fuéramos hojas secas que se lleva el viento.
Hasta que de nuevo encontramos un camino, decidimos un nuevo comienzo sea en los afectos,
en lo económico, en lo profesional, en la salud.
No niego que en muchos de esos momentos he sentido la impotencia, la profunda desesperanza y tiendo a dejar de reconocer todo lo que tengo, a no disfrutar lo que me gusta de mi vida, aquello que he construido y que de diversas maneras aun me queda.
Esta manera de pensar me lleva a decidir, no decidir, a que otros o las circunstancias decidan por mi
En mi caso eso no ha funcionado por tarde o temprano, reconozco que si quiero llegar o tener lo
que quiero tengo que decidirlo, tengo que crearlo, yo mismo. Y entre mas me tarde en decidir y en trabajar por lo que quiero mas difícil ha sido salir de donde no quiero.
¿Como puedo culpar a otros de que no piensan en mi si yo no he pensado en mi ?
¿Como puedo quejarme que la vida no me da lo que quiero, si ni yo mismo he pensado o decidido y menos me he comprometido a crear lo que quiero?
La vida me ha dado la posibilidad de poder crear lo que quiero
el hacerlo depende de mi, el decidir que quiero crear.
Se que si lo decido tengo mil posibilidades de hacerlo ese es mi tesoro, mi privilegio.
Además algo que nunca olvido es cuando he usado esa fuerza esa capacidad de transformar mi realidad.
Cuando me he propuesto metas, Cuando me he comprometido con retos que he sacado adelante
Esos años son inolvidables esos momentos marcan los instantes en los que he estado realmente despierto vivo , consciente de mi vida conectado con lo que tengo y no con lo que no tengo.
Por esto para mi son tan importantes las metas, me dan la dirección son el GPS de mi vida
Me dan el control de mis prioridades.
...y lo mejor construirlas es la aventura de construirme a mi mismo
No importa lo que hagas en tu vida te garantizo que pensar y decidir tus metas hará una gran diferencia en tus días.
Nadie se aterra de que una empresa tenga metas o de tener la meta de darle educacion a los hijos
o pagar las cuentas para mantener la familia.
Pero ¿las metas para ti? ¿Para lo que es importante para ti ?
¿Cual es el tiempo que te das ?
No me refiero a los deseos superficiales que me vaya bien, que no me enferme, que baje de peso...
no eso no son metas son palabras fáciles que te convierten una vez mas en una hoja seca que se lleva el viento.
Por esto quiero invitarte a que te propongas metas para el 2015,
Metas que te comprometas a cumplir y a vivirlas
Carlos Devis
02 enero 2015
Bendición
Que tus manos sean siempre generosas y solidarias
Que tus pasos transiten firmes rumbo a tu paz interior
Que tus oídos permanezcan abiertos a la voz de Dios y al clamor del prójimo
Que tu boca pronuncie palabras que animen, que sanen, que perdonen, que denuncien la injusticia
y anuncien la vida
Que tu mirada brille pura, con la luz de la esperanza
Y que tu vida entera refleje en cada acto, en cada gesto, en cada pensamiento, en cada silencio el Amor de Dios.
Que tus pasos transiten firmes rumbo a tu paz interior
Que tus oídos permanezcan abiertos a la voz de Dios y al clamor del prójimo
Que tu boca pronuncie palabras que animen, que sanen, que perdonen, que denuncien la injusticia
y anuncien la vida
Que tu mirada brille pura, con la luz de la esperanza
Y que tu vida entera refleje en cada acto, en cada gesto, en cada pensamiento, en cada silencio el Amor de Dios.
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01 enero 2015
Feliz Año 2015
Este año, deja que tu precioso corazón se rompa en mil pedazos.
Deja que la decepción haga añicos todo lo que alguna vez creíste que era sólido y real.
Deja que tus sueños se disuelvan, para revelar un despertar más allá de la mente.
Deja que tu corazón sea tu autoridad interna, y el misterio tu más confiable guía, y tu aliento tu constante compañía.
Deja que el cambio siempre te recuerde tu inmutable naturaleza.
Déjate caer en lo desconocido, que nada te abrace salvo el Amado - lleno de humildad, en completo asombro, y en libertad, este año.
Deja que la decepción haga añicos todo lo que alguna vez creíste que era sólido y real.
Deja que tus sueños se disuelvan, para revelar un despertar más allá de la mente.
Deja que tu corazón sea tu autoridad interna, y el misterio tu más confiable guía, y tu aliento tu constante compañía.
Deja que el cambio siempre te recuerde tu inmutable naturaleza.
Déjate caer en lo desconocido, que nada te abrace salvo el Amado - lleno de humildad, en completo asombro, y en libertad, este año.
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