Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

22 febrero 2016

El arte de envejecer



Un hombre de 92 años, de estatura baja, muy bien vestido, quien cuidaba mucho su apariencia, se está mudando a una casa de ancianos. Su esposa de 70 años recién había fallecido y él se vio obligado a dejar su hogar. Después de esperar varias horas en la recepción del hogar de ancianos, gentilmente sonríe cuando le dicen que su cuarto está listo. 

Conforme camina lentamente al elevador, usando su bastón, uno de los cuidadores le describe su cuarto, incluyendo la hoja de papel que sirve como cortina en la ventana.
«Me gusta mucho», dice el anciano, con el entusiasmo de un niño de 8 años que ha recibido una nueva mascota.
- «Señor, usted aún no ha visto su cuarto, espere un momento,  ya casi llegamos», le adelanta el cuidador.
«Eso no tiene nada que ver», contesta. «La felicidad yo la elijo por adelantado.  Si me gusta o no el cuarto no depende del mobiliario o la decoración, sino de cómo yo decido verlo».
- «Ya está decidido en mi mente que me gusta mi cuarto. Es una decisión que tomo cada mañana cuando me levanto", agrega el anciano  y continua "Yo puedo escoger: Puedo pasar mi día  en cama enumerando todas las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan bien, o puedo levantarme y dar gracias al cielo por aquellas partes que todavía trabajan bien." 


Envejecer para la mayoría es un camino lleno de desafíos que parecen insuperables, en que lo único seguro es la muerte.  Los que hemos empezado a transitarlo, observamos a nuestros padres, mentores y amigos mayores para ganar perspectiva sobre el arte de envejecer.

Algunos lo hacen con gracia y esto se refleja en su salud y lucidez aun cuando superan los ochenta y noventa años. Otros en cambio, se amargan profundamente y aumentan exponencialmente las disfunciones que traían desde jóvenes.  Verán, mi observación más importante es que uno cambia físicamente, pero nuestras emociones y pensamientos se estacan o retroceden, a menos que hagamos algo radical al respecto. Y esto es mejor comenzarlo antes de envejecer.

Como todo en la vida la inevitable vejez, como la entropía en todo sistema, requiere de planeamiento. La felicidad, por ejemplo, no puede medirse en términos de posesiones materiales o seguridad en el retiro.  Esas son añadiduras, frutos a menudo de una vida ordenada o no.

La felicidad, no obstante, depende más de mi perspectiva y las decisiones diarias que tomo con base en ella.  Si realmente he madurado emocional y espiritualmente antes de los cincuenta años, la segunda etapa será tan plena como la primera porque me he preparado y mi perspectiva guardada por mis valores y espiritualidad me llevara a vivir fructíferamente los siguientes años.

La vejez es como una cuenta bancaria: Tú retiras al final lo que has depositado durante toda tu vida. En la historia, casi todas las culturas honran a sus ancianos como fuente de perspectiva y sabiduría.  Son por excelencia los mentores de las nuevas generaciones. En nuestro mundo intelectual, por primera vez en la historia, encerramos a los ancianos en asilos u hogares, y nos desentendemos de honrarlos y amarlos.

Parte de la culpa la llevan los propios ancianos que no cultivaron el amor y el respeto por sus propios progenitores durante su vida. Sus hijos nada más repiten su mal ejemplo. El hecho de que la mayoría de los hogares hoy en día sean formados por divorciados, o jefes de hogar de uno u otro sexo sin pareja, hace más difícil restaurar el lugar de honor del anciano en nuestra cultura.

Sin embargo, es posible vivir radicalmente diferente y dejar a nuestros hijos y conocidos un legado saludable, un ejemplo a seguir.  Pero eso no depende de ellos, sino de cada uno de nosotros y las decisiones que tomamos a la luz de la perspectiva espiritual que adoptamos.  Una persona sin creencias ni valores firmes, que viva con integridad no tiene nada que dar.  Así que mi consejo para usted, y para mí, es que depositemos toda la felicidad que decidamos tener en nuestra cuenta bancaria emocional, intelectual y espiritual.

Sin importar la edad que tengas, este es el momento de hacer un alto y empezar a planear la segunda mitad de tu vida. Recuerda que la vida es temporal, y que todo lo que te afana hoy dejara de importar más pronto que tarde. Entonces, conocer el propósito de tu vida, con integridad dejar un legado positivo a tus seres amados y cercanos y a quienes te rodean se convierten en un insumo medular para decidir ser feliz sin importar las canas.

Adelante, Dios bendice con sabiduría a quienes le conocen y le permiten dar plenitud a cada momento de su existencia.


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