Paseaba Nasrudin cuando se encontró con un hombre sentado al borde de un camino, con aire de completa desolación.
-¿Qué te preocupa?, quiso saber.
-Hermano mío, no existe nada interesante en mi vida. Tengo dinero suficiente como para no tener que trabajar, y estaba viajando para ver si encontraba alguna cosa curiosa en el mundo. Sin embargo, todas las personas que encontré no tienen nada de nuevo para decirme, y solo consiguen aumentar mi tedio.
Al momento Nasrudin agarró la maleta del hombre y salió corriendo por el camino. Como conocía la región, rápidamente consiguió distanciarse de él, tomando atajos por campos y colinas.
Cuando se distanció bastante, colocó de nuevo la maleta en mitad de la ruta por donde el viajero tendría que pasar, y se escondió detrás de una roca. Media hora después el hombre apareció, sintiéndose más deprimido que nunca por haber encontrado a un ladrón.
En cuanto vio la maleta corrió hacia ella y la abrió, anhelante. Al ver que el contenido estaba intacto, elevó sus ojos hacia el cielo con alegría y agradeció al Señor por la vida.
"Ciertas personas solo entienden el sabor de la felicidad cuando consiguen perderla", pensó Nasrudin, contemplando la escena.
La felicidad se encuentra dentro tuyo déjala fluir...
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