Siempre había visto esta imagen con la primera parte, y me daba risa pensar que según entendía, nos encanta culpar a otros por lo que a veces hacemos, pero cuando vi la segunda parte, y la imagen completa, entonces entendí que es muy fácil juzgar las historias de otros, con la pequeñísima parte de información que tenemos en nuestras manos. Es bien fácil sacar "conclusiones" con poca información o incluso con chismes (historias inventadas), es muy fácil apuntar sin siquiera tener algo de compasión o empatía por las personas y sus familias, y a veces también conociendo que las personas son buenas y honestas decidimos juzgarlos porque el chisme que les inventaron está más bueno que lo que la persona es en realidad.
Esta mañana leía, un pasaje que me he repetido muchas veces, cuando por alguna razón intento levantar el dedo para juzgar, mi Maestro y Salvador Jesús me dice "No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás" Mateo 7:1-2, y entonces me pongo frente a mí misma, y comprendo que estoy aquí por Gracia, porque sinceramente nada somos o merecemos. Y entonces puedo ser más empática con mis semejantes, y entiendo que cuando intento levantar el dedo, yo misma tendría que evaluar mis acciones y mi vida, dejar mi gran ego de perfección y entonces ese deseo de juzgar se vuelve compasión, se vuelve empatía, y entonces cierro la boca, e intento no juzgar sino amar, y alentar o apoyar, así sin más, porque todos absolutamente en algún momento necesitamos rodearnos de un poco de eso.
¡Menos juicios, más amor y compasión.
A eso hemos sido llamados en este mundo.
Vivamos en la Gracia!
Edith Reyna
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