Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

29 septiembre 2019

El camino fácil

Desde el domingo que llegué de Guadalajara (donde dimos una fantástica función de “Lucas”), he tenido tres muy interesantes conversaciones que para mí han sido tremendamente enriquecedoras, dos de estas conversaciones fueron con dos personas que (siento) he tenido el placer de conocer. Y la tercera y más importante de ellas... ha sido una conversación interna. Es decir conmigo mismo.

Esta mañana mi cabeza se ha quedado dando varias vueltas... mi empatía, que es la más briosa y pujante de mis virtudes- me conecta inevitablemente con mis interlocutores, y por ende, conmigo mismo.

Hay un tema del que quiero hablar.
Recuerdo un cuento/chiste que leí hace un tiempo en un libro que justamente hablaba de la importancia del humor. Quienes me conocen o me siguen de hace tiempo saben que yo suelo hacer comedia de casi todas mis desgracias, que sé reírme de mí, y que creo fervientemente que, aparte de que el humor sana, el arte puede llevar escondido en lo más profundo de sí, perlas importantes de sabiduría.

Hoy, mientras esperaba a subir al avión pensaba en estas tres pláticas importantes y en el cuento/chiste que les voy a contar a continuación. Y dice así:

Un buen hombre, que regresaba a media noche de una reunión de amigos, descubre a lo lejos a un joven vestido de smoking gateando debajo de un poste de luz. Pensando que probablemente el muchacho tendría un problema, el buen hombre se acercó a ayudarlo.

-Disculpa amigo ¿todo bien?

-No, -contestó el joven- se me acaban de caer mis mancuernillas de oro, y no las encuentro. Son muy importantes para mí, pues tienen un valor sentimental inmenso. Tengo que encontrarlas o seré muy desdichado.

-Tranquilo amigo, -le contestó el buen hombre al verlo tan angustiado- no te preocupes, ahora te ayudo a buscarlas, ya verás que entre los dos seguro las encontramos.

Y entonces el buen hombre sobre rodillas y manos comienza a buscar meticulosamente. Recorrió toda la calle, la banqueta, buscó debajo del único coche estacionado. Cerca de la alcantarilla, y entre las ramas de una enredadera que había ahí en una gran maceta. Después de más de media hora de ayudar al joven en su búsqueda, el buen hombre se acercó a decirle:

-Hemos peinado toda la calle, he recorrido contigo cada centímetro de la banqueta, debajo del coche, en el pasto y entre las ramas de la enredadera y no hay nada, menos en la alcantarilla. ¿Estás seguro de que se te cayeron aquí las mancuernillas?

-No, -contestó el joven evidentemente decepcionado- de me cayeron en la calle de atrás.

El buen hombre se quedó estupefacto.
-¿Pero cómo? -le dijo- ¿Entonces porque estás buscándolas aquí, donde evidentemente no van a estar?

Y entonces, casi con vergüenza, pero más terrible aún, con una resignación profundamente triste, el hombre contestó:

-Es que allá... allá está muy obscuro, aquí hay más luz, y aquí no me da miedo buscar!

(Aquí acaba el cuento/chiste pero a mí me gustaría agregarle que...)

El buen hombre trató de explicarle, de todas las formas posibles, pero el temor del joven era tan grande, que nunca pudo entender.

Entonces, el buen hombre, con todo el pesar de su corazón, dejó al joven atrás, arrastrándose por el suelo, cerca de la alcantarilla, debajo de una luz, de esa luz... donde jamás encontraría lo que estaba buscando.

¡Madres!

Buscar lo que más deseas en la vida requiere de un compromiso importante, pero sobre todo -creo yo- de valentía. No hay garantías en la vida de que encuentres lo que quieres, aun cuando busques en los mejores lugares o en los más prometedores. Pero buscar donde sabes que no vas a encontrar lo que deseas, es la pérdida de tiempo más irresponsable y estúpida que yo conozco.

Sí claro, yo entiendo que es más fácil buscar donde no te dé tanto miedo, donde estés más cómodo, menos vulnerable o donde no arriesgues mucho.

Es mucho más sencillo buscar donde hay más luz y donde la búsqueda es menos dificultosa o demandante. Pero, al final, es seguro que no vas a encontrar lo que estás buscando ¡porque no está ahí! Afortunada -y desafortunadamente- eres libre de decidir dónde buscar. No se te olvide que tú eliges siempre qué es lo que prefieres: estar cómodo y seguro... o realizado y feliz.

Ahora...

¿Estamos buscando en el lugar correcto? De alguna manera, si somos brutalmente honestos... todos sabemos la respuesta. Pero si tienes dudas, siempre es bueno echarse un clavado para oír tu interior.

Hoy en la mañana alguien me preguntaba: “¿cómo logras escuchar tu interior?”, yo, en lo acalorado de la plática, me apasioné en otros temas (siempre salto de un tema a otro, brincando por mis historias, redireccionando la conversación) y no terminé de contestarle. Pero, para quien pueda tener más o menos la misma duda aquí les quiero compartir unas preguntas que pueden ayudarles como guía para ejercitar tener una conversación consigo mismos... una... “conversación interna”

Pregúntate:

¿Disfrutas cómo estás viviendo, o con quién lo estás viviendo?

¿Te gusta cómo eres? ¿Sientes que la gente de la que te rodeas te aporta algo importante para tu bienestar? ¿Quién te hace ser mejor persona?

Si supieras que tienes sólo un año para vivir... ¿Qué dejarías de hacer? O mejor aún: ¿Qué te atreverías a hacer?

Lo que estás haciendo... ¿lo estás haciendo porque de verdad te gusta? ¿Porque te llena? ¿Porque lo deseas? ¿O porque es más fácil, más cómodo o menos riesgoso? ¿O porque cambiar te implica mover tus estructuras y romper paradigmas? ¿Vale la pena seguir donde estás? ¿Eres correspondido?

Y aquí le paro... porque aparte de que ya voy a aterrizar, a mí este diálogo interior me está removiendo mucho. Siento que se me sume la panza... y al sentirlo... reconozco que algo me estoy queriendo decir.

El cuerpo avisa, avisa con dolores de cabeza, con insomnio, con ansiedades, con sumidas de estómago. Avisa con sensaciones... ¿te apasiona tu vida? ¿Te sientes feliz y realizado? ¿O has perdido un poco la alegría? ¿Que extrañas? ¿Qué sientes que perdiste? ¿Está donde lo estás buscando? Y más importante aún... ¿te vas a atrever a buscarlo donde es más seguro que sí esté... aunque te asuste?

Yo hace dos días decidí, y hasta ahora -trepado en un avión y ya apunto de aterrizar- me doy cuenta de que lo que he decidido, debí haberlo decidido hace ya bastante tiempo. Pero... nunca es tarde, y menos para ser inmensamente feliz.

Los quiero.

P.D. A veces el camino más fácil, lo único que tiene de recompensa... es eso... que es más fácil. ¡Nada más! Yo... Odin Dupeyron, quiero más que lo fácil... ¡quiero lo chingón!

Ya les dije que los quiero ¿no? ¡Pos los quiero!

Odin Dupeyron


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