Un místico sufí, muy pobre, marginado, hambriento y cansado de viajar llegó a un pueblo por la noche y nadie le aceptó. Era un pueblo de gente muy ortodoxa y cuando hay musulmanes ortodoxos es muy difícil persuadirles. Ni siquiera querían alojarlo en el pueblo. La noche era fría y estaba hambriento, agotado, temblando, sin suficiente ropa. Estaba sentado en las afueras del pueblo, bajo un árbol. Sus discípulos estaban sentados allí muy deprimidos, muy tristes e incluso enojados.
Y entonces empezó a rezar diciendo a Dios: "¡Eres maravilloso! Siempre me das todo lo que necesito". Esto fue demasiado. Un discípulo le dijo: "Espera, ahora estás yendo demasiado lejos, especialmente esta noche. Estas palabras son falsas. Estamos hambrientos, cansados, sin abrigo y nos espera una fría noche. Hay animales salvajes por todos lados, hemos sido rechazados por la gente del pueblo, estamos sin refugio. ¿Por qué le estás dando gracias a Dios? ¿Qué quieres decir cuando dices: "Siempre me has dado lo que necesito"?
El místico dijo: "Sí, y lo repito otra vez: Dios me da todo lo que necesito. Esta noche necesito pobreza, esta noche necesito ser rechazado, esta noche necesito tener hambre, estar en peligro. De otra manera ¿por qué me lo estaría dando? Debe de ser que lo necesito. Es lo que necesito y tengo que estar agradecido. ¡El cuida tan bien de mis necesidades! ¡Es realmente maravilloso!"
Esta es una actitud que no depende de la situación. La situación no es importante. Celebra, ante cualquier suceso. Si estás triste, celebra por estar triste. Haz la prueba. Haz solamente la prueba y te sorprenderás; sucede. ¿Estás triste? Empieza a bailar, porque la tristeza es muy bella, ¡Silenciosa flor del ser! Baila, disfruta, y de pronto sentirás que la tristeza está desapareciendo; se crea una distancia. Poco a poco olvidarás la tristeza y estarás celebrando. Habrás transformado tu energía.
Esto es alquimia: transformar los metales comunes en el oro más puro. La tristeza, la ira, los celos; metales bajos que pueden ser transformados en oro porque están constituidos por los mismos elementos que el oro. No hay diferencia entre el oro y el hierro, porque tienen los mismos elementos, los mismos electrones. ¿Has pensado alguna vez que un trozo de carbón y el más preciado de los brillantes del mundo son la misma cosa? No hay ninguna diferencia. En efecto, el carbón comprimido por la tierra durante millones de años se convierte en diamante. Sólo una diferencia de presión, pero ambos son carbón, ambos están constituidos por los mismos elementos.
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