Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

23 enero 2012

Imposible, solo lo que no has intentado

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes y así pudieron ir mar adentro todavía más lejos. Mientras más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a la costa a entregar el pescado. Si el viaje redondo tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco. A los japoneses no les gusta el sabor del pescado cuando no es fresco...

Para resolver este problema, las compañías pesqueras, instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores. Además los congeladores permitían a los barcos ir aún más lejos y por más tiempo. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el pescado fresco, y no les gusto el pescado congelado. El pescado congelado se tenía que vender más barato....

Así que las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos pesqueros. Podían así pescar los peces, meterlos en los tanques, mantenerlos vivos hasta llegar a la costa de Japón. Pero, después de un poco de tiempo, los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban aburridos y cansados pero vivos. Desafortunadamente, los japoneses también notaron la diferencia del sabor. Porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor 'fresco-fresco'. Los japoneses prefieren el sabor de los peces bien vivos y frescos, no el de los peces aburridos y cansados que los pescadores les traían...

¿Cómo resolvieron el problema las compañías pesqueras japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?
Así es como los peces japoneses se mantienen vivos: para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras todavía ponen a los peces dentro de los tanques en los botes pesqueros. Pero ahora ellos ponen también ¡un TIBURÓN pequeño! Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos... ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!

El mayor de todos los miedos, es el temor al fracaso. Lo que a menudo llamamos imposible se alimenta del temor al fracaso. ¿Por qué tememos? Porque ya hemos estado allí. De hecho la mayoría de los seres humanos, incluidos todos los que han tenido gran éxito, han tenido más fracasos que éxitos en sus vidas. Veras, el camino al éxito está lleno de fracasos. Nuestra actitud, es lo que hace la diferencia. ¿Como lo enfrentamos? Nos rendimos considerando que es imposible y que estamos condenados como Sísifo a subir la misma roca una y otra vez a lo alto de la colina, para verla caer eternamente. O en su lugar, aprendemos del fracaso, y crecemos.

Una forma sutil de no aprender las lecciones del fracaso es la conformidad. Ocurre que tan pronto como alcanzamos algunas de nuestras metas, tales como: empezar una nueva empresa, pagar deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea. Empezamos a sentirnos cómodos y perdemos la pasión. Ya no necesitas esforzarte tanto, así que solo te relajas. Experimentas el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de aquellas personas que heredan mucho dinero y que nunca maduran, o el de las personas que se quedan en casa que se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la mejor solución es sencilla. Como ha dicho Colin Powell en un reciente libro sobre liderazgo "No hay secretos para el éxito. Este se alcanza preparándose, trabajando arduamente y aprendiendo del fracaso". Lo que nos mantiene preparándonos son los desafíos. Si tus desafíos son del tamaño correcto, y si poco a poco vas conquistando esos desafíos, te sientes feliz. Piensas en tus desafíos y te sientes con energía. Te emociona intentar nuevas soluciones. Te diviertes, ¡te sientes vivo!
Cuando alcances tus metas, proponte otras mayores. Una vez que satisfagas tus metas familiares, busca alcanzar las metas de tu grupo, tu comunidad, hasta de la humanidad completa.

Estamos hablando de que cada uno de nosotros ha sido equipado por Dios para cumplir Sus planes, y te aseguro algo, Sus planes están llenos de desafíos. Dios nos reta a ir más allá de lo posible. Nunca busque el éxito para luego dormirse sobre él. Todos tenemos recursos, habilidades y capacidades para lograr alcanzar los sueños, para hacer la diferencia, para crear un legado. Así que, ¡invita un tiburón a tu tanque, y descubre qué tan lejos realmente puedes llegar!


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