El violento la utilizó como proyectil.
El hombre prudente construyó sobre ella.
El campesino cansado la utilizó de asiento.
Drummond la poetizó.
David la utilizó para derrotar a Goliat.
Para los niños fue un juguete.
Jose Alfredo nos enseñó que a veces hay que "rodar y rodar"
Y Miguel Ángel le sacó la más bella de las esculturas.
En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, sino en la persona. No existe “piedra” en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
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