Ese puede ser el criterio para juzgar su memoria de loro, pero ése no es un criterio de inteligencia. La inteligencia es un fenómeno totalmente diferente. La inteligencia no tiene nada que ver con la repetición; de hecho, la inteligencia aborrece la repetición. La inteligencia siempre intentará vivir la vida a su manera. La inteligencia siempre querrá hacer sus propias cosas. La inteligencia querrá penetrar en los misterios de la vida sin seguir una serie de fórmulas o estrategias preestablecidas; la inteligencia siempre es original.
Las universidades no permiten que haya gente inteligente. Excluyen a la gente original; todo su esfuerzo consiste en destruir la originalidad, porque la gente original siempre creará problemas a la sociedad. No serán tan fáciles de manipular, y no será tan fácil reducirlos a ser empleados y profesores de escuela; no será fácil reducirlos a ser máquinas eficientes. Se afirmarán a sí mismos, intentarán vivir la vida no de acuerdo a un patrón, sino de acuerdo a su propia comprensión.
Si a un individuo le gusta la música, aunque tenga que ser un mendigo, seguirá viviendo su vida de músico. Aunque tenga la oportunidad de convertirse en primer ministro, prefiere vivir como un mendigo y seguir tocando su música. Eso es inteligencia, porque sólo cuando vives tu vida de acuerdo con tu propia luz, de acuerdo con tu propia comprensión, de acuerdo con tu propia voz interna, alcanzas la dicha, la realización.
Para convertirte en primer ministro no necesitas inteligencia. De hecho, si tienes inteligencia no puedes llegar a ser primer ministro, porque ¿qué persona inteligente querría entrar en política? ¿Quién querría entrar en un juego sucio? Uno puede querer ser poeta, o pintor, o bailarín, pero ¿quién querría ser político? No la persona inteligente, sino los que todavía son bárbaros, sólo esos que aún disfrutan de la violencia y de dominar a los demás.
Osho
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