Se cuenta que hace muchos años había un hombre sabio que vivía en las vastas fronteras de China. Un día, sin razón aparente, la yegua del joven hijo del sabio se escapo y fue tomado por los nómadas que vivían al otro lado de la frontera. Todos en el pueblo donde vivía trataron de ofrecer consuelo a aquel joven por su mala fortuna, pero su padre, que era un sabio, dijo: “¿Qué les asegura que esto no fue más bien una bendición?”
Meses después, la yegua regresó, trayendo consigo a una magnifico semental. Esta vez todos en el pueblo llenaron de felicitaciones al hombre por la buena fortuna de su hijo. Pero esta vez el padre dijo, “¿Qué les asegura que esto es más bien un desastre?”.
La casa del hombre sabio prospero gracias al fino caballo que su hijo amaba montar. Pero un día el joven se cayó del caballo y se rompió la cadera. Una vez mas todos en el pueblo le ofrecieron su consuelo por su mala suerte, pero el padre dijo: “¿Qué les asegura que esto no es más bien una bendición?”. Un año después los nómadas cruzaron la frontera para invadir la región, y todo hombre físicamente capaz fue reclutado para tomar las armas e ir a la batalla. Las familias chinas que vivían a lo largo de la frontera perdieron nueve de cada diez hombres. Como el hijo del sabio había quedado cojo pudieron sobrevivir y cuidarse el uno al otro.
Lo que parecía una bendición o éxito terminó siendo algo terrible. Lo que pareció un evento terriblemente negativo a menudo terminó siendo una rica bendición. Llamamos mala o buena suerte a los cambios en eventos y circunstancias diarias. Tratamos de controlar los eventos asignándoles valores o conceptos que se adecuan a nuestras expectativas y necesidades.
A todos nos gusta tener el control. Nos gusta saber a dónde se dirige Dios, que es lo que está haciendo exactamente, la ruta exacta para llegar allí, y exactamente cuándo llegaremos. A veces me gusta recordarle a Dios que El necesita comportarse de manera tal que calce con mis claras ideas sobre El. El problema es que Dios esta mas allá de cualquier concepto que tenga sobre El. Dios nos es un objeto que puedo determinar, controlar, poseer o darle ordenes. Dios se acerca al ser humano cuando este se acerca a Él, puede en parte ser conocido, y en parte no. Dios está en cada uno como Señor no como sirviente. Dios está dentro de nosotros y fuera. Sin embargo, nos gusta calificar que es bueno y que es malo, que es positivo o negativo. Como el hombre sabio de la historia pregunto ¿Cómo puedes estar seguro que ese problema, dolor, circunstancia, pena que enfrentas no es realmente una bendición?
Edith Interesante relato siempre estamos guiados por la varita mágica del destino
ResponderBorrarFeliz semana Saludos desde
Abstracción textos y Reflexión.
Así es José Ramón, lo importante aquí es recibir todo lo que llega a nuestra vida como una bendición aunque a veces no entendamos, como dice un proverbio Zen "Si tú entiendes, las cosas son como son; si tú no entiendes, las cosas son tal como son"
ResponderBorrarUn abrazo!! :)