Una serendipia es ...

Una serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado. Así que espero que lo que aquí encuentres sea afortunado y útil para tu crecimiento, además que sea inesperado pues siempre se recibe todo gratamente cuando no tienes expectativas.

15 septiembre 2011

El florista y el pescador

Había una vez un vendedor de flores que era muy amigo de un pescador.  Eran grandes amigos de verdad.  Un día el florista invitó al pescador a cenar y a pasar la noche en su casa.  El pescador aceptó gustosamente la invitación de su amigo.  Cuando el día llegó, el florista dio la bienvenida a su amigo con los brazos abiertos.  Había decorado la casa con cientos de flores perfumadas;  y había puesto especial cuidado en la habitación donde el pescador iba a dormir.  Estaba llena de capullos de dulce aroma, verdaderamente dignos de un rey.

Después de una buena cena, los dos amigos se retiraron a sus respectivas habitaciones para un buen sueño nocturno.  El florista pronto estaba roncando felizmente.  Estaba muy complacido por haber sido el anfitrión de su viejo amigo, por haber cocinado para él, y por haberle ofrecido tantas flores perfumadas.

El pescador, sin embargo, no podía pegar el ojo.  Daba vueltas en la cama y jalaba las mantas para cubrirse la cabeza.  Incluso fingía roncar, pensando que el sonido le haría dormir.  Abrió las ventanas para que entrara el aire fresco, pero seguía con un insoportable dolor de cabeza.

Al llegar la mañana, el florista llamó suavemente a la puerta del pescador.
- Sí, pasa -dijo el pescador-.  Pasa, por favor.
El florista abrió la puerta y quedó atónito por lo que vio. 

El pescador estaba sentado en la cama y se veía muy abatido.  Tenía el cabello revuelto y muchas nuevas arrugas en la cara.  El florista se consternó.  No lograba entender qué había sucedido.  ¿Cómo podía haber sido tan insensible con su húesped?

- ¿Qué pasa?  ¿Estás bien?  ¿No pudiste dormir?  ¿Por qué no me llamaste?  Eres mi húesped y habría venido corriendo.  Por favor, dime qué pasa.  Me siento muy apenado.

- Salgamos de esta habitación.  No la soporto.  Por favor, sácame de aquí -suplicó el pescador.

- Sí, desde luego -dijo el florista, ayudando al pescador a salir de la habitación-.  Ahora, ¿qué te ha pasado?  ¿Me puedes decir?

El pescador dijo:
- Mira, todas estas flores son demasiado fragantes.  Me han bloqueado los conductos nasales.  No puedo respirar.  No pude respirar durante toda la noche, pero no quería ser descortés.  No quería molestarte.  No quería irme así, de repente; pero, por favor, permiteme marcharme.  Quiero volver al mercado de pescado, donde un hombre puede respirar.

El florista lo entendió.
- Desde luego, pero antes déjame traer la tela que cubre tu cesta de pescado.  Anoche la dejaste afuera.

Corriendo, fue hacía la cesta vacía y tomó la tela que la cubría.  Luego regresó y puso la tela cerca de la cara de su amigo.

-Ah, gracias -dijo el pescador, dando un gran suspiro de alivio-.  Gracias por revivirme.  Gracias, gracias, gracias.

Y entonces, muy feliz, el pescador regresó al mercado de pescado, y el florista, con gran entendimiento, se fue al mercado de flores.

Swami Chidvilasananda
(Entusiasmo)

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