Al entrar en el centro comercial, una diminuta dama le regaló una cálida sonrisa y le dio la bienvenida; esto lo tocó mucho y se sintió bien, no pudiendo olvidar la calidez en su sonrisa. Él se fijaba en ella mientras compraba; ella daba la misma sonrisa a todos los clientes que entraban al centro comercial. El ejecutivo comenzó a preguntarse si alguna vez se sentiría ella cansada de hacer lo mismo una y otra vez, así que se encaminó hacia ella y le preguntó:
"- Mi querida dama, ¿no está Ud. cansada de hacer este trabajo y cuánto tiempo ha estado haciéndolo?"
La dama sonrió y dijo:
"-No, señor, yo he estado trabajando aquí por los últimos 10 años y me gusta mi trabajo."
El ejecutivo quedó anonadado y preguntó:
"¿Cómo es que ha estado haciendo esto por 10 años y por qué le gusta su trabajo?"
La dama sonrió de nuevo y dijo: -"Señor, es porque así sirvo a mi país."
Esto le pareció un tanto divertido al ejecutivo. Él dijo: "¿Sirves a tu país sonriendo?"
La diminuta dama dijo:
-"Sí, señor, yo sonrío y todos los clientes que llegan al centro se sienten felices y relajados. Compran más, mi jefe está feliz y me paga más. Y como me paga más, puedo atender a mi familia. Y ya que puedo atender a mi familia, ellos están felices. Cuando los clientes nos compran, la demanda por los productos aumenta y, al hacerlo, hay más fábricas. Y cuando hay más fábricas, hay más empleos. Y cuando hay más empleos, la gente en el país está feliz.
Como la mayoría de nuestros clientes son extranjeros, hay entrada de divisas. Ya que hay entrada de divisas, nuestro país tiene mucho dinero y se vuelve más rico cada día. Y gente como Ud., contenta con nuestro servicio, visita nuestro país más a menudo y, a veces, también le contará a su familia y amigos. Mi país consigue más visitantes, más dinero, más empleos y más gente feliz. Así es como sirvo a mi país."
Como el alto ejecutivo en Japón a mí también me hubiera parecido simpático que alguien pensara que servía a su familia, su empresa y su país sonriendo. Alguno diría que es hasta ingenuo pensar así. Pero como esa servidora hay miles de personas alrededor del mundo haciendo la diferencia con actitudes positivas que trascienden la pequeñez de la tarea, la sencillez de los pequeños actos de amor. La excelencia se alcanza a través de pequeños actos de dedicación disciplinada hacia el prójimo.
Hay algo sencillamente extraordinario en la capacidad humana de sonreír a pesar de las circunstancias, y dar aunque sea una sonrisa cuando ya materialmente no se tiene nada más. Sin embargo, hay quienes no pueden sonreír ante la prueba irrefutable del poder de Dios cuando alguien ama incondicionalmente en los pequeños detalles diarios.
Hoy es un día para empezar de nuevo desarrollando las actitudes correctas. Permite que el amor de Dios fluya en ti, y da amor en todos los actos de tu vida, sin importar cuán pequeños te parezcan. Te sorprenderás de los resultados.
Hoy regala una sonrisa por su país
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