A veces te sientes como un arado que barre siempre el mismo surco y piensas que el trabajo sería más blando si caminaras en compañía.
A veces te enredas en la nostalgia de lo que dejaste atrás y, así como el agua busca su nivel tu sangre tira y lleva lejos tu memoria. Miras por sobre el hombro y recuerdas a tus amigos, tu vieja casa, tu ayer o ese alguien especial para ti.
Otras veces encuentras injusto el precio de tu soledad y revuelves en los pliegues de tu pasado como quien busca monedas en los bolsillos de un muerto.
Tu mente menor inventa recuerdos y fabrica diálogos que lo expliquen todo: respondes a preguntas que nunca te hicieron e interrogas a quien no tuviste coraje de preguntar.
Pero descubres que no hay risa que devuelva lo perdido, lo llorado, ni dé verde a lo marchito.
¿Pero tú, buscador, estás seguro de haber perdido?
Cuidado: Tú no vives de recuerdos sino que los recuerdos viven de ti. Son miles de bocas que devoran la fuerza que necesitas para seguir adelante.
Dime:
¿De quién te acuerdas cuando te acuerdas de ti?
¿Del niño que corría entre los árboles?
¿Del joven que soñaba con viajes lejanos?
¿De lo que fuiste ayer?
Todas esas vivencias tiene la marca de lo fugaz: Están escritas en tu memoria como la sombra que un pájaro en vuelo deja sobre el agua.
Pero recordarse de sí no quiere decir tener memoria. La memoria y el olvido son funciones de tu mente menor en cambio el recuerdo de sí pertenece al ser profundo.
Escucha: tú no has renunciado a amar por seguir la vía sin embargo puede parecerte que por seguir la vía has dejado de amar.
Recuerda bien, buscador no sea cosa que lo que crees que has perdido sea sólo otro juego de tu mente así como tus recuerdos emotivos son sólo reflejos condicionados y la historia que añoras un invento de tu nada.
El buscador no cree en el amor eterno sino en el eterno amor.
Por eso, si recuerdas una gran amistad o un gran amor hazlo con la delicada alegría de los amigos que amaron no con la posesividad de los insatisfechos.
Abre las manos del alma y deja andar su recuerdo como si liberaras una paloma cautiva.
Esto también te servirá para aprender.
Mario Corradini
Querida Edith
ResponderBorrarYa va siendo hora de que dejemos de ser Buscadores para convertirnos en lo que somos: en Trobadores que le cantan, en presente, a esta preciosa Vida que nos ha regalado el Amor.
Nadie está solo.
Recibe un cálido abrazo.
Gracias Guillem por tus comentarios.
ResponderBorrarTienes toda la razón!
Te mando un abrazo!!